06 Jan 2019

Entreguemos nuestro corazón a Dios

Los magos habían regalos materiales: oro, incenso y mirra, pero nosotros tenemos nuestro corazón para dar a Dios

“Al entrar a la casa vieron al niño con María, su madre; se arrodillaron y le adoraron. Abrieron después sus cofres y le ofrecieron sus regalos de oro, incienso y mirra” (Mt 2, 11).

Hoy, celebramos la Solemnidad de la Epifanía, de la manifestación del Señor al mundo. Jesús no vino solo para su pequeño mundo, Él vino para el mundo todo, para todas las almas, para todos los corazones que se abren para adorarlo, para reconocerlo como Dios y Señor y para presentarlo con la propia vida.

Los magos que vinieron del Oriente, quiere decir, de países lejos, cada uno de una localidad diferente, estaban a la búsqueda del Salvador, sepan por las profecías donde y cuando el Salvador podría nacer. Ellos representan todos los corazones humanos, sedientos y con hambre de Dios, con voluntad de encontrar el Dios único y verdadero. Ellos estaban atrás del niño y, en nuestro camino, encontraran Herodes, que intentaba salir de la verdad y del encuentro con Jesús con mentiras, intentaba persuadirlos diciendo: “Mira, cuando encontrar con el niño, hablen para mí para que yo también vaya adorarlo”.

En realidad, Herodes quería perseguir y matar Jesús. Hay muchos Herodes en nuestro medio, hoy, que no quieren que adoremos Jesús. Existe todo un mecanismo que mueve el mundo en que vivimos, que nos quite de la presencia de Dios para dejarnos distraídos con las cosas del mundo.

Es necesario cuidar, reflexionar sobre lo que nos roba de la presencia de Dios. Estamos rodeados de parafernalias de la modernidad, son los smartphones que están en nuestra manos, las televisiones que están en nuestras habitaciones, son los computadores y todas las cosas que pueden ser útil, pero lo mucho que estás cosas nos quitan de la presencia de Dios, cuantas horas gastamos delante de todas estas cosas y no tenemos tiempo para Dios!

El joven es capaz de quedar en una noche en juegos, en cosas allí en el mundo virtual, y después no tiene más fuerza para rezar, para adorar y volverse para Dios. Lo mismo se dice que parejas, hombres, mujeres que viven el tiempo todo cerrados en las redes del mundo, y el corazón es robado de la presencia de Dios.

No dejemos que estos Herodes nos roben de la presencia del Señor, vamos por el camino para encontrar Jesús; y al encontrarlo, vamos prostrar delante de Él, lo adoramos y nos volvemos para Él, demos a Él lo mejor regalo que es nuestro corazón.

Los magos habían regalos materiales: oro, incenso y mirra, pero nosotros tenemos nuestro corazón para dar a Dios, y no lo queremos dar a más nadie. Él nació para todos, adoremos el Señor en Espíritu y verdad.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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