“Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino por otro lado, es un ladrón y un asaltante. El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. El llama a cada una por su nombre y las hace salir. Cuando las ha sacado a todas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. Nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz” (Jn 10, 1-5).

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En este cuarto Domingo de Pascua, la Iglesia celebra el domingo del Buena Pastor. Sin embargo esta analogía del pastor no sea muy común en nuestra cultura, la imagen del pastor cuidando de sus ovejas es una imagen que nos trae seguridad, nos transmite seguridad porque todos nosotros sabemos que Jesuscristo es nuestro Buen Pastor, es Él quien cuida de nosotros, es Él quien nos conoce por el nombre y da su vida para rescastarnos.

Él es el Pastor que nos guía, así como asegura el salmo 22: “Él nos guía por los caminos seguros”. Porque Él mismo es el Camino, la Verdad y la Vida. Quien tiene Dios como guía no tiene miedo, no duda delante de las tentaciones, no desanima y sigue adelante en la misión sin miedo, porque tiene el Señor como Pastor.

Y, en ese camino de guiar las ovejas por el camino seguro, la Iglesia, que es este gran redil, se sirve de nosotros: misioneros, evangelizadores, especialmente de los sacerdotes que, siguiendo el ejemplo del Buen Pastor, el pastor Supremo, tienen la misión de guiar el rebaño hasta la única puerta que es Jesús.

Jesucristo es nuestro Buen Pastor, es Él quien nos conoce por el nombre

El legítimo sacerdote, misionero y predicado — es decir, aquel que asume la misión de guiar el pueblo de Dios — , es aquel que guía las ovejas para Jesús, no a sí mismo, pero para Jesús. Aquel que intenta llevar los fieles, las ovejas para otro lugar, que no sea hasta Jesucristo, es un farsante que no debe ser seguido. Porque quien no entra en el redil de las ovejas por la puerta, pero salta por otro lugar es ladrón y asaltante.

Apropiarse de esta misión dentro de la Iglesia y no guiar las ovejas para Jesús es convertirse un ladrón, un asaltante. Aquel que se sirve de la Iglesia, e incluso en la posición que ocupa en ella para ganar el propio uso personal, en el fondo, es una mercenario que, en la menor de las amenazas, abandona las ovejas y no es capaz de dar la vida por ellas, al paso que el Buen Pastor es aquel que, siguiendo el ejemplo de Jesús se pone humildemente a servicio de los demás y no busca nada para sí mismo.

El Buen Pastor es aquel que entra por la puerta de la fidelidad, de la doctrina de la Iglesia, porque sabe que las ovejas reconocerán la voz del verdadero Pastor y seguirán esta voz, no seguirán otras voces.

En este domingo, mis hermanos, el domingo del Buen Pastor, te invito a rezar por todos aquellos que tienen ese ministerio de de guiar el pueblo santo de Dios, para que sean fieles al supremo Pastor y, así, guían las ovejas la única entrada del redil, la única puerta, que es Jesucristo.

Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!