“Jesús les dijo entonces esta parábola: «Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido”. (Lucas 15,3-5).

Bueno, mis hermanos y mis hermanas, nosotros estamos, hoy, celebrando, con toda la Iglesia, la Solemnidad del sagrado Corazón de Jesús. Hoy es viernes, un día muy especial en la vida de nuestra Iglesia. Tenemos, delante de nosotros, el corazón de Cristo que es ofrecido a cada uno de nosotros, un amor que es capaz de arriesgar por nosotros.

Como nos narro el Evangelio: “Ese loco que deja noventa y nueve ovejas y va atrás de una que se perdió”. En nuestra lógica humana, eso nunca va ser posible, pero en la lógica de Dios sí. Porque ese amor es capaz de arriesgar todo por mí y por ti. Ese es el amor del corazón de Jesús por nosotros, esta es la capacidad que Él tiene de demostrar Su amor por nosotros.

Tiene un teólogo que decía que el único número que Dios conoce es el numero “1”, porque tu eres importante para Dios, tu eres especial para Dios, fue por ti que Él dio el Hijo de Él para morir en la cruz, fue por ti que él dio la vida. Entonces, hoy, abramos nuestro corazón, entendamos eso: cada corazón humano es el único a los ojos de Dios, cada corazón humano es importante para Dios.

Este corazón, en la palma de la mano de Jesús, espera de mí y de ti hoy una respuesta

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¿Sabes cuando Dios tiene alegría? Cuando Él te reencuentra. Dios tiene alegría cuando Él puede reencontrar tu corazón. Por supuesto que Dios queda feliz con tu camino espiritual, por supuesto que Dios esta feliz con el camino que tu estas siguiendo, con tu vida de oración, pero Dios queda muy feliz mismo es cuando tu vuelves para los brazos de Él, es cuando tu vuelves para casa de Él y Él te puede abrazar, puede te amar y ser Padre para ti.

Entonces, hoy, vamos experimentar, pero una vez, el misterio del amor de Dios, los misterios de amor. ¿Por que Él me creo? ¿Por que Él dio Su Hijo para morir por mí? Por que Él dio el corazón de Su Hijo por amor a mi y por amor a ti? ¡No calcule, solo acepta! Porque la lógica del mundo es la del calculo. Noventa y nueve vale mucho más que una, pero la lógica de Dios no tiene calculo, tiene solo la verdad y el hecho.

Dios me ama, Dios da la vida por mi y por ti. Cristo ofreció el corazón de Él a cada uno de nosotros. Ese corazón, en la palma de la mano de Jesús, espera de mí y de ti, hoy, una respuesta. Que puedas dar tu respuesta, acoja el amor del corazón de Jesús. ¡Él golpea fuerte por mi y por ti!

Sobre todos vosotros, la bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!