“Al entrar en una casa, saludadla. Si la casa es digna, descienda sobre ella vuestra paz; si no es digna, vuelva a vosotros vuestra paz” (Mateo 10,7-13).

Sed cercanos a Cristo

Hermanos y hermanas, en el día de hoy, celebramos la memoria del apóstol San Bernabé, a quien pedimos su intercesión en este día, y que seamos cuidados también por la presencia de un apóstol que nos enseña a anunciar a Jesús y a amarlo profundamente.

¿Quiénes fueron los apóstoles? Los apóstoles fueron aquellos que caminaron con Jesús de cerca, que lo vieron encarnado en este mundo, caminaron con Él, escucharon su palabra.

Hoy, nosotros caminamos con Jesús, pero vivimos, sobre todo, la realidad espiritual también en las realidades sacramentales; también acogemos a Jesús por la palabra, en la palabra. Los apóstoles caminaron con Él en presencia en este mundo. Eso es ser apóstol.

También nosotros somos invitados a una vida en la presencia de Jesús y, en este día, tenemos a San Bernabé como ejemplo sobre todo de fidelidad, pero podemos decir también de generosidad al donarse exclusivamente a Dios, al amarlo profundamente.

Vimos que el texto del Evangelio decía que, cuando entramos en una casa, debemos ser instrumentos de bendición cuando llegamos. Entonces, siempre desead la paz para que allí permanezca para aquellas personas, y es la paz que permanece en nuestra vida también al entrar en una casa y saludarla.

La misión de evangelizar, hermanos y hermanas, no es solo una acción de predicación. Yo predico, yo hablo de la palabra, pero es el testimonio de vida.

Los apóstoles son testimonios cotidianos.

San Bernabé supo siempre y con humildad ser instrumento de la gracia de Dios; y la vida de este santo nos enseña a estar disponibles para la obra de la salvación, para la obra de Dios.

Es una invitación para que nos ofrezcamos.

Es una invitación para que vivamos la misión.

Es una invitación para que seamos apóstoles.

Es una invitación para que seamos discípulos.

Es una invitación para que permanezcamos junto a Jesús, cercanos a Él.

La proximidad es la gran invitación de la memoria de hoy.

Sed cercanos a nuestro Señor y permitid que Él cambie vuestra vida para siempre.

Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!