“Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es un único Señor” (Mc 12, 29).
Tu estas viendo que el maestro de la Ley, alguien que conoce la Ley de Dios por encima de cualquier cosa y más que nadie, esta se acercando de Jesús para preguntar cual es el primero, cual es el mayor de todos los mandamientos. Me llama la atención porque Jesús comienza respondiendo con el llamar Israel: “Escucha, Israel”, es necesario escuchar.
Estamos delante de una sociedad sorda, la sordera tomó cuenta de nosotros porque no escuchamos Dios. Todos estos disparates emocionales, todas estas complejidades, peleas, confusiones, incluso en la iglesia y en el Reino de Dios, es porque cada uno esta escuchando Dios como quiere, cada uno esta escuchando solo lo que quiere.
En el medio de un mundo tan confuso, con mucho ruido como el nuestro, escuchamos nuestro egoísmo, escuchamos nuestros anhelos, escuchamos lo que esta en nosotros y poco, casi nada, escuchamos a Dios. Por eso que primero viene el mandamiento amar. Amar es una exigencia fundamental, pero, ¿cómo voy amar aquel que no escucho?
Es necesario un profundo silencio de alma para escuchar el Señor, dejar Él purificar de muchos ruidos que aprisionan nuestra alma
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Una niño es niño porque escucha de todo, su padre y su madre. Y tu ves que un niño se pierde, comienza a desapegarse de sus padres cuando deja de escuchar. Necesitamos escuchar a Dios; y es un trabajo que exige mucha disciplina interior, exige mucha aplicación de alma y de corazón, exige mucha penitencia y mucho desapego porque estamos en un mundo con mucho ruido; es ruido en casa, es mucho ruído con cosas conectadas, es televisión, es radio, es telemovil; y hay gente que no consigue vivir sin estas cosas, duerme y despierta movido por todos estos ruidos.
Estamos todo el tiempo recibiendo mensajes, muchos toques y alertas de un lado para el otro. Miro que, muchas veces, las personas no consiguen ni caminar, sino hay alguna cosa para hacer ruido en el oído, porque no somos capaces ni de escuchar nuestro interior.
En la sociedad, estamos con muchos ruidos, es necesario la gran ascese, un gran trabajo interior de escuchar el Señor, porque es solo escuchando a Dios que vamos amar a Él con todas nuestras fuerzas, amar a Él con todo nuestro corazón, amar a Él con todo nuestra comprensión y con todo nuestro ser. Es solo escuchando a Dios que vamos amar a nosotros, vamos cuidar de nosotros porque el propio Dios nos va enseñar a amarnos y no vamos amar nuestro hermano, sino escuchamos a Dios.
Dios nos va impulsionar para el amor, Dios nos va impulsionar para amarnos unos a los otros; por eso, para eso necesario escuchar. Si tu amas alguien; escuche, tu escucha hasta el silencio de ella.
La lenguaje de Dios es el silencio, es necesario un profundo silencio de alma para escuchar el Señor, dejar Él purificarnos de muchos ruidos que aprisionan nuestra alma, para Dios guiar nuestro corazón.
¡Dios te bendiga!