09 Aug 2020

Es necesario abastecer el poder de la oración en nuestra vida

“Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. Es un fantasma, dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar” (Mt 14, 26).

Después que Jesús despidió aquellas multitudes cuando multiplico los panes, Él se retiro para un lugar lejos para rezar y allí permaneció en el silencio de la oración y de la adoración, porque la oración era Su alimento: “Mi comida es hacer la voluntad de aquel que me envió y llevar a cabo su obra” (Jn 4, 34)

La oración renueva, purifica, liberta y fortifica el hombre y la mujer de Dios. Cuanto nos falta retirarnos para la oración, para que ella quite de nosotros aquello que nos debilita, y nos deja enfermo. El combate de la renovación humana es en la oración.

Tenemos que trabajar, cuidar del otro y de nosotros, pero solo vamos cuidar bien del otro y de nosotros mismo y darnos el mejor de nosotros para el mundo si abastecernos en la fuerza y en el poder de la oración. Fue por eso que Jesús se retiro en este lugar lejos, porque el barco de la vida necesitaba ir hacia adelante.

La oración renueva, purifica, liberta y fortifica el hombre y la mujer de Dios

La noche llego, la noche avanzaba y ellos cogieron la barca para ir hacia adelante para seguir el otro lado, pero cuando los discípulos han visto las olas agitadas, se agitaran más que las olas, porque el viento estaba al contrario.

Estamos bien, el alma mansa, pro cuando los vientos viene contrarios, cuando enfrentamos las contrariedades, entramos en dificultad, porque comenzamos a agitar, nos preocupar y perturbarnos; toda esta perturbación crece en nosotros, agita nuestro interior, convirtiendo hasta oscura nuestra mente, nuestra visión de vida y de realidad.

Cuando los discípulos vieron a Jesús, ellos gritaran: “Es un fantasma”. Ellos estaban con la vista ofuscada. Estamos con la mente ofuscada, con los ojos ciegos, porque no vemos ni Jesús delante de nosotros. Vemos miedos, fantasmas, peligros, pero no vemos la gracia.

Jesús quiere despertarnos. “¡Coraje! Soy yo”. Dios esta con nosotros. Alguien puede imaginar que, por el hecho de Dios caminar con nosotros, las cosas no van agitarse, las cosas negativas no van ocurrir. Ellas ocurren y mucho. Hay una diferencia, es que Jesús esta con nosotros, a nuestro lado, pero si no estamos con Él y estamos conectado al miedo y para las agitaciones, incluso de Jesús tendremos miedo, Él va ser un fantasma para nosotros.

Cuando reconocen que era el Señor, Pedro dijo: “Señor, manda irme a tu encuentro”. Jesús responde: “Ven, Pedro”. Y Pedro va caminando en las aguas, pero cuando viene el primer viento contrario, él comienza a hundir.

Estamos hundiendo por falta de fe, de confianza, por falta de alimentarnos nuestra fe y sernos debilitados en la fe. El normal es ser débil en la fe, el normal es robustecer la fe, alimentarla y pedir para que ella crezca, sea verdadera y autentica.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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