“Vinieron, pues, los soldados, y quebraron las piernas al primero, y asimismo al otro que había sido crucificado con él. Mas cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas. Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua” (Jn 19, 31-37).
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Amados hermanos y hermanas, hoy, nosotros celebramos, en esta primer viernes del mes de Junio, la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, por eso reflexionamos sobre ese Evangelio, donde el soldado pasa el pecho de Jesús y fluye sangre y agua. Pero también otras interpretaciones nos hablan que de allí fluye amor sin fin. ¿Qué significa ese amor sin fin? Que Jesús ha dado todo de sí para salvarnos.
Aquel corazón muestra todo ese esfuerzo de Jesús de no perder nadie, y que fue abierto para tu salvación, para mi salvación. Eso no es poca cosa, mis hermanos, porque ese amor sin fin se entrego a nosotros todo hasta la ultima gota de sangre. ¿Tu ya has parado para compreender eso? ¿Que Jesús no se ahorrado para te salvar, para que tu tengas todo lo que tienes hoy?
Es del corazón de Jesús que nace también la Iglesia, el sacramento de la confesión, de la Eucaristia, de la confirmación y las vocaciones. Todo nace del lado abierto de Jesús. Por eso, mis hermanos y mis hermanas, nosotros no podemos dar menos que eso, dar todo de nosotros para aquellos que Jesús nos confía.
Viviendo según el Corazón de Jesús
Este pecho abierto en la cruz ha venido para iluminar nuestra vida, para aquellos que viven en este amor puedan progredir también en su camino espiritual, en tu camino de intimidad con Dios. Quien busca refugio en Jesús esta protegido de todo mal, esta protegido de todo pecado.
Una de las promesas del Sagrado Corazón de Jesús es que, en el momento de nuestra muerte, si nosotros estamos en esta devoción, el Señor nos va librar de la muerte eterna, es decir, del infierno. Por eso, mis hermanos y mis hermanas, quien vive en el amor de Dios que fluye de Su pecho, vive algo que el mundo ha perdido: el dialogo, la comprensión y la tolerancia.
Del pecho abierto de Jesús somos invitados a vivir según Él nos hablo en el Evangelio: “Aprender de mi que soy manso y humilde de corazón”. ¿Por que nosotros debemos dejar ser formados en ese corazón? Para ser amables, humildes y tener total abertura para hacer la voluntad de Dios, para donar y no ahorrar, pues quien se ahorra no consigue comprender todo lo que Jesús paso por nosotros en la cruz.
Quien se ahorra no es capaz e amar como Jesús amó, no es capaz de pensar como Jesús pensó, no es capaz de tocar el corazón de las personas como Jesús toco. Entonces, en este día tan importante para la Iglesia, que nosotros podamos refugiar en este corazón para vivir la voluntad de Dios.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!