10 Feb 2018

Dios tiene compasión de todos sus hijos

El corazón de Dios es repleto de compasión y amor a los más necesitados

“En esos días, volvió a reunirse una gran multitud, y como no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: En seguida subió a la barca con sus discípulos y fue a la región de Dalmanuta” (Mc 8, 1-10).

El corazón de Jesús es lleno de compasión y sensible a las realidades humanas. No podemos tener un corazón convertido para Dios, si no tenemos la sensibilidad humana para el sufrimiento, el dolor, el hambre, las necesidades, angustias, en fin, si no nos sensibilizamos con lo que el otro esta viviendo y sufriendo.

Mi corazón puede estar apasionado por Jesús y llora día y noche en la presencia del Señor. Esta es la primera conversión, sin embargo, la verdadera y plena es cuando nuestro corazón se convierte como lo de Jesús. Si solo tenemos sensibilidad por las cosas de Dios y religiosas y nos separamos de las necesidades de los hijo de Él, vamos vivir una conversión muy primaria, no saldremos y ni maduramos en ella.

Nosotros necesitamos tener lo que Jesús tuvo: la sensibilidad y la compasión de mirar para el sufrimiento, para lo que el otro vive. No podemos simplemente comportarnos como indiferentes y decir: “Mira, Dios te va ayudar”. El Señor nos puso en el mundo para que seamos – la ayuda – la mano de Él para los demás.

Dios nos puso en el mundo para que podamos coger el “pan creado”, hecho por la bondad y sabiduría del trigo, que Dios nos dio para dividirnos y multiplicar. Todo lo que tenemos debemos saber dividir y multiplicar. Esta es la gracia que vivimos y tenemos que compartir con los sentimientos de Jesús, porque Él compadece del sufrimiento de la humanidad. No podemos ver el otro pasar hambre y decir: “¡este problema no es mio!” Ver el otro pasar aflicción y no importarnos.

Sé que la oración abre puertas del cielo, pero, ella tiene que abrir, también, las puertas de nuestro corazón, porque el corazón de Dios esta abierto para el sufrimiento y a las necesidades por las cuales el mundo pasa. Tenemos el corazón cerrado, que solo piensa en sí, se preocupa consigo propio. Además, existen a mi alrededor: personas carentes, hambrientas, sedientas, es decir, mas necesitadas de todo.

Que Jesús convierta nuestro corazón para que él se abra a los sufrimientos y a las necesidades de nuestros hermanos.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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