“Llegaron entonces unas personas transportando a una paralítico sobre una camilla y buscaban el modo de entrar, para llevarlo ante Jesús” (Lc 5, 18).
Muchas veces, estamos paralizados en la vida, no conseguimos dar un paso hacia adelante ni un paso para trás, estamos estáticos, parados donde estamos; y la gracia de Dios, la virtud de Dios es para liberarnos de todas las parálisis de esta vida. ¡Dios no nos quiere paralizados!
Veo personas fisicamente paralíticas, en los tiempos en que vivimos, con mucho más movilidad, capacidad, desarrollo de persona que, parece, no tener paralisia, pero están paralizadas en su interior, están paralizadas en la voluntad, están paralizadas en la determinación; y Dios no nos quiere paralizados. Por eso, necesito de la gracia de Dios para salir de aquello que esta confuso, esta prendiendo mis pies, esta prendiendo mi corazón para que yo no siga hacia adelante.
Busca ayuda para salir de toda y cualquier paralisia, y sea mano de Dios para ayudar muchos otros
No dejes tu vida paralizada, Dios vino para liberarnos de toda y cualquier parálisis, pero es verdad que necesitamos mirar las causas y, muchas veces, las causas de nuestras parálisis en la vida son nuestros propios pecados, y los pecados que no reconocemos. No tomamos consciencia y ciencia del mal que provoca en nosotros, pensamos que el pecado ofende el otro, no ofende nuestra propia naturaleza, es un mal para nuestro propio interior y, especialmente, si el pecado ya creo un entumecimiento, de forma que me cobre y ya ni veo más mis acciones, lo que realizo, necesito de la gracia de Dios para libertarme de estos pecados.
Hay pecado que inmoviliza nuestra voluntades, hasta saber lo que es correcto, pero no tenemos fuerza de voluntad suficiente para realizar lo que es correcto. El pecado cuando toma cuenta de nuestra voluntad, no solo engendra una mala voluntad, pero deja nuestra voluntad indisciplinada, deja nuestra voluntad inclinada para el error, por eso, es necesario que, en la fuerza de la Palabra de Dios, podamos romper el mal que el pecado engendra en nuestra voluntad.
Miro para el paralítico de hoy, e incluso creo que él tenía mucha voluntad, pero él ya estaba tan paralizado que no conseguía mismo llegar y, por eso, estos hombres es que lo llevan, llevan hasta Jesús. Puede ser que solos no estamos consiguiendo ir hacia adelante, movernos en la vida, movilizarnos, salir del lugar; pidamos ayuda, seamos humildes, hable: “Mi hermano, ayudame”, “Iglesia, ayudame”, “Padre, ayudame”, “Hermanos de camino, de fe, ayudame”, pero necesito salir de esta parálisis.
Por favor, no viva paralizado en tus pecados, no muera paralizado en tus debilidades, no muera paralizados delante de cualquier situación oscura u obscura que esté engendrando tu vida.
Estos hombres del Evangelio de hoy fueron canales de la gracia de Dios para ese paralitico, busca ayuda para salir de toda y cualquier parálisis. Sea la mano de Dios para ayudar muchos otros que están con la vida estagnada y necesitando de una “mano de la gracia”, porque para empujar las personas para la desgracia existen muchas manos en este mundo, desgraciadamente manos que hablan, que juzgan, que condenan, pero necesitamos de las manos de eses hombres del Evangelio, que llevan las personas para Jesús para ser curadas y libertas.
¡Dios te bendiga!