“En aquel tiempo, Jesús conto esta parábola a sus discípulos: Aprendan algo del Reino de los Cielos. Un propietario salió de madrugada a contratar trabajadores para su viña. Se puso de acuerdo con ellos para pagarles una moneda de plata al día, y los envió a su viña.Salió de nuevo hacia las nueve de la mañana, y al ver en la plaza a otros que estaban desocupados, les dijo: «Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo.» Y fueron a trabajar. Salió otra vez al mediodía, y luego a las tres de la tarde, e hizo lo mismo. Ya era la última hora del día, la undécima, cuando salió otra vez y vio a otros que estaban allí parados. Les preguntó: «¿Por qué se han quedado todo el día sin hacer nada?»” (Mt 20, 1-6).
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Mis hermanos y mis hermanas, Jesús cuenta esta parábola para hablarnos del Reino de los Cielos, para hablarnos del cielo. Porque el cielo es este lugar hecho para todos. Dios nos espera en la morada eterna, y por eso Él toma varias iniciativas para que Sus hijos se sientan parte del cielo, llamados a esta realidad. Dios, constantemente, busca el corazón de Sus hijos. Tu has dado cuenta que, en la parábola, son cinco llamadas a lo largo del día: antes del periodo del amanecer, nueve horas, medio día, tres de la tarde y cinco de tarde.
Con un espacio de casi tres horas, Dios viene para buscar el corazón del ser humano. Una demostración clara del querer de Dios sobre nosotros, el querer bien de Dios para decirnos que no hay ninguna vida inutil para Él; no existe una persona irrecuperable, desechable, despreciable e inútil. ¡Dios ama a todos! La Iglesia de Cristo ocurre hace más de dos mil años, tal vez, nosotros seamos estes operarios de la ultimo momento, seamos estos operarios. Y, aquellos santos hombres y mujeres que nos antecedieron, no son piezas de un museo espiritual, pero es una sucesión de corazones que se abrieran a Dios.
¡Abramos nuestro corazón hoy al llamamiento de Dios que llama en la puerta de nuestro corazón, llamándonos para cerca de Él!
En un determinado tiempo de sus vidas, fueron obreros del primer momento, del segundo, del tercer o del cuarto momento. Algunos, son nuestros contemporaneos santos de los tiempos de hoy, pero acogieron al llamamiento de Dios, acogieron al llamado de Él. San Agustín ya decía: “¡Tarde te he amado, oh belleza tan antigua y tan nueva! Tu grito rompió mi sordera”. Agustín escuchó la voz de Dios y también fue trabajar en la viña del Señor. Busquemos Dios mientras Él se deja encontrar.
Nunca es tarde para volver para Él. ¡No importa si tu eres del ultimo momento, si tu has vivido un largo periodo alejado de Él, eso no importa! Dios quiere a todos, Él quiere salvar a todos porque una vida sin Él es una vida inutil. Porque solo Dios puede darnos el sentido de vivir, solo Él puede hacerme sentir vivo en ese mundo y parte del Reino de los Cielos. ¡Abramos nuestro corazón hoy al llamamiento de Dios que llama en la puerta de nuestro corazón, llamándonos para cerca de Él!
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo. ¡Amén!
