“En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud, nadie enciende una lámpara para cubrirla con un cajón o meterla debajo de la cama. Al contrario, la pone sobre el candelabro para que todos los que entren vean la luz”. ( Lucas 8,16)
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Mis hermanos y hermanas, la luz es la fuerte imagen utilizada en el Evangelio de hoy. La palabra lámpara que aparece aquí no traduce bien el término que aquí se emplea. El término lignos 1 significa candelero. Es una especie de lámpara, podríamos decir, que alimenta, que se nutre de combustible. No es solo una simple lámpara, sino algo que se nutre de combustible.
El candelero se asemeja a un ojo que muestra al cuerpo el camino que tiene por delante. El candelero es esta dirección, muestra dónde debo pisar, por dónde debo caminar. Y nosotros, en este mes de septiembre, tenemos la gracia de Dios de dedicarnos aún más a la Palabra de Dios. Nadie camina sin la Palabra de Dios. El Evangelio habla de esta luz de Dios.
Sin la Palabra de Dios nadie es capaz de caminar. Nosotros vivimos, sobre todo en estos tiempos, tiempos de gran confusión. Yo no diría oscuridad, porque Cristo siempre vencerá al mal. Las tinieblas nunca prevalecerán, pero Cristo siempre saldrá victorioso. Digo confusión porque muchas personas en nuestro tiempo han decidido apagar sus luces, sus lámparas. Han apagado las lámparas de la tradición, de los valores del cristianismo, están caminando en las tinieblas. Y ¡cuánto error se ha visto en el mundo de hoy! Nosotros necesitamos la luz de la Palabra de Dios. Por eso los cristianos nunca dejarán que se apague la llama de Cristo que arde dentro de su corazón. Los cristianos
siempre necesitarán en el mundo ser un signo de la luz de Cristo.
¡Viva el Santísimo Sacramento!
Les cuento que recientemente estuve visitando el santuario de los protomártires de Brasil, en Rio Grande del Norte, un lugar donde algunos indios de la tribu de los Tapuias, que fueron liderados por un alemán al servicio del gobierno holandés, que era un gobierno calvinista, de fe calvinista, esos indios mataron a ochenta cristianos .
Treinta de ellos fueron canonizados y estaban reunidos coincidentemente en la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria para celebrar la Eucaristía y fueron asesinados de una manera muy cruel y algunas personas dicen, en nuestro tiempo, que los indios no necesitan del Evangelio, sí lo necesitan, todos necesitan del Evangelio. Cualquier ser humano necesita del anuncio del Evangelio. Incluso a uno de estos mártires le arrancaron el corazón de la espalda por negarse a negar la fe católica.. Murió diciendo “¡Viva el Santísimo Sacramento!”.
Son las realidades de nuestro Brasil, son las realidades de nuestra historia de Brasil, una historia religiosa que muchas veces nadie cuenta, ¿verdad? Porque habla precisamente de personas que decidieron ser faros, ser la luz de Cristo en el mundo, no negar su fe, no negar sus valores, sus principios, dando la vida por el Nombre de Jesús. Que estos santos mártires intercedan por nosotros, para que nunca se apague la luz de Cristo que habita dentro de nosotros.
Sobre todos ustedes, descienda la bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.