15 Feb 2023

Deja el Espíritu Santo clarear su visión

“El tomó al ciego de la mano y lo condujo a las afueras del pueblo. Después de ponerla saliva en los ojos e imponerle las manos, Jesús le preguntó: «¿Ves algo?». El ciego, que comenzaba a ver, le respondió: «Veo hombres, como si fueran árboles que caminan». Jesús le puso nuevamente las manos sobre los ojos, y el hombre recuperó la vista. Así quedó curado y veía todo con claridad” (Marcos 8,23-25).

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Las curas que Jesús realizada siempre fueron llevadas de un sentido más profundo que una cura física, incuso porque Jesús no era curandero ni hacía de ls curas motivo para ser reconocido. Por encima de todo, Jesús era alguien que tenía profunda atención con las personas.

Y aquí, en esta cura, no fue distinto; aquí, los gestos de Jesús demuestran que Él tenía paciencia y atención con las personas. Jesús cogió el ciego por la mano y lo llevo para fuera, es decir, Él quisó estar a parte de él, reservado con aquel hombre. Después, cuspio en sus ojos, puso la mano sobre él y pregunto: “¿Estás viendo alguna cosa?”.

Jesús desea darnos una visión nítida sobre nosotros mismos y también sobre las personas

Jesús, después de dialogar con el ciego — que dijo estar viendo hombres que parecían como arboles que caminaban — , toca nuevamente en aquel hombre que vuelve ver con claridad. Y es interesante observar que JEsús realiza una cura en dos etapas, y entonces podríamos preguntarnos: “¿Pero por que Jesús no curo el ciego de uns sola vez, en una única etapa?”. Y entonces, mis hermanos, podemos comprender que la obra de Dios en nuestra vida debe ocurrir diariamente. A cada día, el Señor es capaz de realizar una obra nueva en nuestra vida, Él es capaz de hacernos ver cada vez mejor Su voluntad.

Y ese proceso es gradual, ni siempre nosotros vamos ver todo de una vez, de inmediato y con claridad. A veces, en el comienzo de nuestro camino, en el comienzo de nuestro proceso de conversión, no vamos ver todo rápidamente con claridad. Acabamos por quitar, a veces, conclusiones precipitadas y equivocadas.

El ciego dijo: “Veo hombres como arboles”, vemos los acontecimientos y las personas, muchas veces, en la superficialidad; hacemos nuestro enjuiciamiento de ellas y así seguimos en la ceguera, pero Jesús desea darnos una visión nítida sobre nosotros mismo y también sobre las personas.

Y cuando nosotros nos ponemos en oración, en ese proceso gradual de cura, somos guiados por el Señor, es Él quien nos coge por la mano. y aún que seamos incapaces de caminar solos, es el Señor quien nos lleva, Él quien nos da la visión clara sobre las cosas y sobre las realidades.

Por eso Jesús no cura solo nuestro interior, pero Él cura también nuestras relaciones. Y por medio de ese nuestro contacto diario con el Señor, en la oración, que el Espíritu Santo nos va dando discernimiento, va iluminando nuestra fe y nuestra inteligencia. El Señor desea gradualmente curarnos para que podamos ver con claridad toda las realidades.

Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!

Pai das Misericórdias

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