“En aquel tiempo, Jesus llegando en Nazaré, dijo al pueblo en la sinagoga: “En verdad yo le digo que ningún profeta es bien recibido en su patria. De hecho, les digo: en el tiempo del profeta Elias, cuando no llovió durante tres años y seis meses y hubo gran hambre en toda la región, había muchas viudas en Israel. Por lo tanto, ninguna de ellas fue enviada a Elias, sino a una viuda en Sarepta, en la Sidônia. En el tiempo del profeta Eliseo, había muchos leprosos en Israel. Todavía, ninguno de ellos fueron curados, pero si Naamã, el Sírio”
Vea el relato que Jesus hizo en la sinagoga en Nazaré. Nazaré demuestra la simplicidad del lugar, la gracia crece en la simplicidad. El detalle geográfico, nos muestra que también en nuestra vida es así: la gracia de Dios age en la simplicidad, no importa quien usted sea, no importa de donde usted sea, donde vive, pero importa que usted está con la gracia de Dios. ¡Quién está con usted es el Señor! Y Él lo hará a partir del movimiento de su gracia.
En la sinagoga, donde Jesus está, es el hogar de aprender a escuchar la palabra de Dios, de meditar la palabra de Dios, y asimilar la palabra de Dios. No basta escuchar solamente, pero si meditar, asimilar la palabra de Dios es poseer de que la palabra está diciendo y actuar eso en mi vida.
Pregunto: Cuando por ejemplo, salió de una celebración, cuando escucho la Palabra de Dios, para usted, ¿qué queda? De esta homilía que dirijo a usted, queda lo que? Lo que queda en su corazón cuando usted escucha la palabra de Dios”. Entonces, allí, cuando Jesus se presenta en la sinagoga, Él está delante de sus coterráneos que habían olvidado de Dios haber actuado, muchas veces, de manera misteriosa.
Necesitamos de adhesión de nuestro corazón a la palabra de Jesus que provocan, que nos hacen realmente cambiar de vida.
Vea, Jesus relata dos hechos: de aquella viuda y de aquellos leprosos, personas que estaban afuera del pueblo elegido por Dios, El agio lejos, hago de manera misteriosa: y los coterráneos de Jesus se había olvidado de que El poderío agir de la misma manera como Él bien quisiera.
Es un peligro pensar que: por estarmos próximos de Jesus, por buscarmos a Jesus y seremos intimos de El, la cosa ocurre en el automático. ¡No es así! Necesitamos añadir, necesitamos de adhesión de nuestro corazón a la palabra de Jesus que provocan, que nos hacen realmente cambiar de vida. Todavía, no podremos limitar la acción de Dios. La acción de Dios es misteriosa y vá muy lejos de lo que podemos imaginar.
Muchas veces, comportamos como los coterráneos de Jesús: olvidamos que Dios tiene medios de salvar alguien que no desconocemos, y eso nace de nuestro corazón porque afectamos la palabra de Él y no permitimos que esta palabra produce efectos en nuestros corazones, e ai vamos limitando en todo la acción de Dios, porque si no creo que la acción de Dios ocurra en el medio, como voy creer que la palabra de produzca efectos en la vida de mis hermanos?
Hoy, la voz del Señor ecoa en nuestros oídos. Abramos nuestro corazón, abramos nuestra vida para que la fuerza de esta palabra, de esta gracia de Dios actúe en nosotros y transforme.
Sobre todos nosotros, la bendición de Dios todo poderoso. Padre, hijo y espíritu Santo. Amém!
