“La voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda nada de lo que él me dio, sino que lo resucite en el último día” (João 6,39).
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Mis hermanos, hoy, día 2 de noviembre, conmemoramos los fieles difuntos. la Liturgia de hoy es la conmemoración de los fieles difuntos. Hoy es el día de rezar por nuestros fallecidos, por aquellos que ya partiran.
Hoy es un día también de mucha nostalgia también, ¿no es verdad? Cuantos de nosotros no tenemos nuestros padres, abuelos, parientes, amigos. Un día de nostalgia, un día de oración. Un día de nostalgia, pero también hoy es un día de esperanza.
Nuestro Señor nos dijo aquí, en el Evangelio, que Él no quiere perder a nadie, pero que Él quiere resucitar todos los Suyos; resucitar los Suyos en el último día. Día de oración, día de nostalgia, día de esperanza. ¡Vamos rezar sí por los nuestros que ya partirán!
Enseñanos nuestra Iglesia, enséñanos el Catecismo de la Iglesia Católica, en el parágrafo 953, que nosotros como Iglesia somos esta Iglesia visible. Soy yo, tu eres, pero existe también la Iglesia invisible. La Iglesia triunfante, la Iglesia que sufre y la Iglesia militante.
Pio XII escribió esta Carta Encíclica (Evangelli Praecones, es decir, Arautos del Evangelio) donde habla sobre la Iglesia triunfante — que ya esta en la gloria (los santos); la Iglesia que sufre — aquellos que ya han partido — aquellos que ya han partido, pero que aún necesitan de nuestras oraciones, necesitan ser purificados; y la Iglesia militante — que somos nosotros.
Hagamos este camino hoy: de oración, nostalgia y esperanza
Delante de esta enseñanza de la Iglesia, rezamos por nuestros hermanos que necesitan aún de algún tipo de purificación, porque no han muerto totalmente Santos. Aquellos que han muerto santamente, puramente, están sí en la gloria. ¡Es esta nuestra fe!
Aquellos que, desgraciadamente, han negado Nuestro Señor Jesucristo y no quisieran la salvación, desgraciadamente están en el infierno. Pero aquellos que no llevaran una vida tan santa así, pero habían buscado la santidad, nosotros creemos que estes aún necesitan de algún tipo de purificación. Por eso nuestra oración, por eso nuestros sacrificios por ellos. Y así nos enseña el segundo Libre de los Mcapitulo 12, versículo 46: “Pensamiento santo y beneficioso rezar por los muertos, para que sean libres de sus pecados”.
Por eso que nosotros rezamos por los difuntos, por aquellos que han partido, para que ellos también logren la gloria, para que logren el Reino de los Cielos. El Catecismo de la Iglesia Catolica, número 962: “Creemos en la comunión de los Santos, creemos en el amor misericordioso del Padre, por eso rezamos por aquellos que han partido”.
Mis hermanos, recemos por aquellos que han partido, renovemos nuestra fe en la resurección. Día de nostalgia, de de oración, día de esperanza. Que nosotros hagamos este camino hoy: de oración, de nostalgia, de esperanza, pero también la mensaje es para nosotros que estamos aquí.
Mirando para aquellos que han partido, identifiquemos: ¿estamos llevando una vida santa? Porque nuestro destino es la eternidad; llevemos una vida santa para que contemplemos el Señor en el Cielo; y recemos para que aquellos que necesitan aún de purificación, logren la eternidad.
La bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!