“Después dijo a sus discípulos: «Es inevitable que haya escándalos, pero ¡ay de aquel que los ocasiona! Más le valdría que le ataran al cuello una piedra de moler y lo precipitaran al mar, antes que escandalizar a uno de estos pequeños.” (Lucas 17,1-2)
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¡Mis hermanos, que Palabra dura esta de Nuestro Señor! El Señor habla a Sus discípulos, Él esta allí para hablar para aquellos que están más cercanos a Él. Que te sientas también cerca de Nuestro Señor, que te sientas también un elegido, un bendecido por Nuestro Señor, pero que te sientas también muy responsable por aquello que tu escuchas y que tu ya sabes de Nuestro Señor.
Que nosotros nos sintamos responsables y que podamos estar atentos. El Señor nos habla: “Ai de aquellos” — es inevitable causar escándalos —, pero de aquellos que, desgraciadamente realizan escándalos y hacen caer los pequeños.
Mis hermanos, necesitamos estar atentos y, más aún, vigilantes. ¿Por que? Porque hay algunos pequeños, humildes, que se espejan en ti. Entonces, por eso nosotros necesitamos dar un buen testimonio para que, aquellos que están alrededor de nosotros, aquellos que están con nosotros, también no caigan.
Que mi camino sea un camino para el Cielo, para que tu también siga para el Cielo al ver mis rastros. Que tu haga un camino para el Cielo, para que las personas, al verte, también puedan hacer un camino para el Cielo, seguir los rastros de santidad.
Nuestro buen testimonio va engendrar en las personas también el deseo de santidad
Necesitamos, mis hermanos, y los santos nos muestran un camino de santidad. Por supuesto Nuestro Señor Jesucristo (el Santo); sigamos el camino que Él ha seguido de testimonio del Padre, de hacer la voluntad del Padre, de no causar escándalos en la vida de nadie.
Yo como sacerdote, tu como sacerdote, tu como laico, como laico, como casado, como soltero, como joven, niño, anciano; todos nosotros que somos de Dios, necesitamos dar un buen testimonio en este mundo.
El Catecismo de la Iglesia Catolica, en el paragrafo 1816, nos enseña: “El discipulo de Cristo, no debe solo guardar la fe y en ella vivir, pero también profesarla, testimoniar con seguridad y difundirla: “Todos deben estar listos para confesar Cristo ante los hombres y seguir a Él en el camino de la cruz, entre persecuciones que nunca faltan a la Iglesia”.
Muchas veces, producimos escándalos porque nos apartamos de Nuestro Señor. No provoquemos escándalos, no quedemos lejos de Nuestro Señor, quedemos cerca de Él, y esté listos para profesar la fe con seguridad.
La Iglesia nunca va dejar de ser perseguida — “Pero, padre, todo eso que nosotros hemos vivido, todo eso que he vivido, me asustado”. ¡No te asustes! La Iglesia ha sufrido, la Iglesia sufrió, la Iglesia sufrirá. El cristiano sufrió, el cristiano sufre, el cristianos sufrirá, pero en todo eso vamos dar un buen testimonio para las personas que están alrededor de nosotros.
El buen testimonio va engendrar en las personas esperanza; y nuestro buen testimonio va engendrar en las personas también el deseo de santidad. Mira, nuestra responsabilidad: dar un buen testimonio. ¡Es bueno ser de Cristo, es bueno ser de Dios! Dejemos rastros para las personas, rastros de Cielo.
La bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!
