13 Jun 2021

Cultivemos buenas semillas en nuestro corazón

“Escuchen esta comparación del Reino de Dios. Un hombre esparce la semilla en la tierra” (Mc 4, 26).

Las parábolas de Jesús son quitadas del contexto de la vida cotidiana. En una sociedad agropastoril como era la sociedad de la época de Jesús en Israel, lleva el Señor a explicar el Reino de Dios a partir de la dinámica de la vida. Y que belleza mirar el trabajo del agricultor: él coge la semilla, se esparce sobre la tierra para que, de aquella semilla, venga los frutos de todo aquello que planto.

La semilla es una semilla y nadie da mucha importancia, pues aún después que degustamos y saboreamos el fruto, la semilla nosotros tiramos fuera. Es sabrosa la fruta en nuestra boca, pero lo que no podemos olvidarnos es que ella viene de la semilla, y si tenemos un árbol frondosa, ella no se convierte en árbol de la noche ara el día, ni es fruto del acaso, ella es fruto que vino de una semilla que el agricultor, que el plantador, que alguien tiro sobre la tierra.

¿Qué es nuestra vida? También somos frutos de las semillas que tiraron en nosotros que siembran en nosotros. Eramos aún niños cuando nuestros padres sembraron en nuestro corazón educación principios y valores.

Tenemos que difundir la buena semilla en el mundo, en nuestras casa, en nuestras familias, en nuestros hijos

La sociedad vive de sembrar su cultura, y la medida que tu absorbe lo que esta siendo sembrando y guarda la semilla, esta semilla queda crece y después percibimos los frutos. Pero la semilla en la cual nosotros necesitamos presta atención es la buena semilla.

Siembre la buena semilla. Es necesario vencer la ansiedad de ver el árbol lista y saber cuidar de la semilla. La comparación que Jesús nos trae hoy es justamente mostrarnos que el Reino de Dios es como un grano de mostaza en la palma de la mano, tu no ves prácticamente, de tan pequeño, insignificante y sin importancia. Pero cuida, fecunde, deje ese grano crecer para después ver que belleza es el árbol que ella se convierte.

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Como necesitamos saber dar valor a las pequeñas cosas, porque el Reino de Dios es así, muchos dejaran de coger los frutos porque no cultivaran la semilla.

¿Has llevado el niño para ser bautizado? Que semilla maravillosa, es la semilla de la gracia, pero no cultivo el bautismo, no cultivo lo que fue sembrado y plantado; y muchas veces, se pierde no por falta de semilla, pero por falta de cuidado.

¡Del otro lado, si tu cultiva esta semilla, cuantos santos, cuantas vidas bienaventuradas, cuantas vidas salvas, porque cuidaran de la buena semilla sembrada en el corazón!

Por eso, hoy, necesitamos dar atención a las semillas que ponemos en el corazón de nuestros niños y en nuestro corazón, porque tenemos que difundir la buena semilla en el mundo, en nuestras casa, en nuestras familias, en nuestros hijos, porque la buena semilla pequeña e insignificante, es cuidada y cultivada, produce los frutos de salvación en la vida.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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