“En aquel tiempo, Jesús levanto los ojos al cielo y rezo, diciendo: Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. (Jn 17, 20-26).
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Mis hermanos y mis hermanas, Jesús sigue rezando. Tu oración, ahora, llega hasta nosotros. Miren, una oración que cruzó más de veinte siglos. Como en Dios existio solo un único momento, que es el momento presente, aquellas palabras de Jesús hacen ecoar en el espacio y en el tiempo, y aún hoy hace ecoar en el seno de la Santísima Trinidad. ¿Y cual es el pedido que Jesús hace? La unidad. ¡Como es bueno saber que, antes que yo naciera, Jesús ya intercedía al Padre por mí!
Jesús rezó por la unidad y la comunión con los hermanos
No fueron solo los apóstoles a tener sus nombres pronunciados en la oración de Jesús, pero mi nombre y tu nombre. Antes de ser concebido en el vientre de mi madre, ya existia en el mundo y en el cielo una oración por mí hecha por Jesús. Una oración hecha por ti. El pedido hecho no fue riqueza, no fue suceso, no fue victoria en el vestibular, no fue para que yo conociera, por ejemplo, Canção Nova, pero fue para que nosotros nos convirtiera hermanos, nosotros pudieramos quedar unidos. Esta fue la oración guiada a mí. Esta fue Tu oración, la unidad y la comunión con los hermanos.
Por eso quien divide, quien produce intrigas, quien elimina sus hermanos, quien conspira contra la comunidad esta negando la fuerza de la oración de Jesús, esta rechazando la oración del Señor. Quien provoca división y después pone en los labios cualquier oración, incluso las más lindas, es un mentiroso y es un engañados.
Mi Rosario necesita hacer que me acerque más prójimo de mis hermanos, del contrario, va ser solo jaculatórias estéril y sin sentido. Jesús ha rezado por nosotros para que nosotros fuesemos hermanos unos de los otros y mantuviese en todo la unidad y la comunión.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!