“Todavía no habían comprendido que, según la Escritura, él debía resucitar de entre los muertos” (Jn 20, 9).
María Magdalena fue al túmulo de Jesús aún de madrugada, estaba todo oscuro. Yo imagino como estaba el corazón de ella, el corazón de los discípulos, el corazón de todos aquellos que pusieron en Jesús su esperanza.
Estaba todo muy oscuro, muy incomprensible y apagado porque la muerte de Jesús frustro la expectativa de muchos de ellos. Pero Dios no frustro la expectativa de nadie, por el contrario, es el corazón humano, es el corazón de los discípulos debilitados que no comprendieron las Escrituras, como el propio Resucitado va decir a Magdalena, como la propia narrativa del Evangelio nos muestra hoy: ellos no habían comprendido la Escritura, según en el cual Él debería resucitar de los muertos.
Mira, esta también es nuestra ignorancia: no comprendemos las Escrituras, no comprendemos la dirección de Dios. Él jamás para en las tinieblas, en la oscuridad, en la muerte, Él incluso va en las tinieblas de la humanidad, va en las situaciones de muerte en el cual nosotros nos encontramos. É va al fondo de la oscuridad de nuestra alma, pero es para libertarnos, nos rescata, nos quita del cautiverio que la muerte ocasiona en nuestra vida.
Es porque Jesús resucito que nuestra vida vibro, nuestra vida tiene sentido
Así como el Señor fue en la mansión de los muertos, para traer la vida a los que allá esperaban en Dios, Él vino también a las profundizas de nuestra alma y de nuestro corazón, para traernos vida nueva, para resucitarnos donde estamos muerto, desanimados y sin esperanza.
Miremos, hoy, para Jesús Resucitado, Él esta en nuestro medio. Nuestra fe, el fundamento de ella es la Resurrección de Jesús, es porque Él resucito que nuestra vida vibro, nuestra vida tiene sentido, nuestra fe tiene razón de ser.
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Es en el Cristo Resucitado que esta el motivo de estarnos juntos, es en Él que somos bautizados, que recibimos la Eucaristía, es en Él que esta la luz de la Palabra. Es por eso que nuestro corazón no puede salir de Él, de la vida nueva que Él nos trajo.
Es necesario anunciar en alto a los corazones lo que hasta hoy muchos no entienden y no comprenden, porque no entran en el misterio de la Palabra. La Palabra viva y encarnada que padece en la cruz esta viva. El Señor esta vivo en nuestro medio.
La vida de Jesús trae vida nueva, vida plena y llena de significados, de valor y sabor a todos nosotros. ¡Celebremos con todo amor de nuestro corazón el Cristo que vive para siempre!
¡Una Feliz Pascua!
¡Dios te bendiga!