“En aquel tiempo, Jesús dijo: Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno” (Mt 10, 24-33).
Para que puedas reflexionar y comprender el vídeo necesitas ‘accionar el subtitulo en español’:
Esta es el mensaje de Jesús para nosotros: “No tengáis miedo de los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma”. El mundo de hoy ha intentado de todas las formas acabar con algunos tejidos del cuerpo. Me explico, no hablo solo del cuerpo humano, sino de las diversas estructuras de cuerpo, especialmente el cuerpo como identidad personal, pero también el cuerpo eclesial y el cuerpo familiar. El cuerpo atacado.
En el cuerpo como identidad, nosotros tenemos tremendamente todos los días los ataques en la identidad del hombre y de la mujer, creados a la imagen y semejanza de Dios. Quieren matar toda la riqueza de la diversidad masculino y femenino, creando esta idea de genero vacia y desprovisto de la revelación que el mismo Creador nos ha dado a cada uno de nosotros.
Valores en crisis
En el cuerpo eclesial, el mundo pregona un cristianismo subjetivista, como si Cristo pudiera ser comparado, por ejemplo, a Papá Noel. Crees en él, pero eso es todo, es tuyo, es personal y no puedes extrapolarlo de esa esfera personal a una realidad comunitaria, imponiendo sobre los demás algo que es subjetivo. Cristo reducido a una creencia cualquiera como la de Papá Noel. Y con eso, fuera toda moral, toda virtud enseñada por Él, fuera todo rastro de cristianismo en las leyes del Estado, de los municipios. Curioso, tenemos una nación mayoritariamente cristiana, pero que se rige por leyes paganas. Es una contradicción, ¿no?
Y por último, el cuerpo familiar no es diferente. La familia ha pasado a ser sinónimo de cualquier agrupación social, sin importar si sus componentes parentales son dos o tres o quién sabe cuántos. Se mata al cuerpo familiar querido por el Creador, célula madre de la sociedad, santuario de la vida.
Vean, atacando el cuerpo como identidad, atacando el cuerpo eclesial y atacando el cuerpo familiar. Pero el alma es eterna. Jesús mismo dijo: “No tengáis miedo de los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma”. Un día habrá un juicio sobre todo esto. Por eso, permanezcamos fieles hasta el final, porque el juez justo nos hará participar de su reino eterno.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!