“Jesús les respondió: Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él” (Jn 6, 53-56).
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Jesucristo esta verdadeiramente presente en la Eucaristia. El Pan que no es más pan, pero es Su carne; esta presente en el vin que no es más vino, es la sangre de Jesús. ¡Así, Dios por entero se hace alimento a cada uno de nosotros, y nos garante la vida eterna!
Celebremos, en este día, mis hermanos, el grande misterio de amor de Dios, que siendo grande se hace tan pequeño en la Eucaristia para estar con nosotros, para alimentarnos, para saciar nuestra sed y nuestra hambre de eternidad.
Una de las principales intenciones de esta Solemnidad, que nosotros celebramos en el día de hoy, es justamente, hace crecer en nuestro corazón la fe y el amor a la devoción a Jesús presente en la Eucaristia.
La fe en la presencia real de Cristo, en la Sagrada eucaristia, llevo a la devoción a Jesús sacramentado también para fuera de la misa. Delante de la necesidad de conservarse a las sagradas especies para poderse ministrar la comunión a los enfermos, la fe, el amor y la devoción a los fieles, llevaran a tratar la Eucaristia con la maxima reverencia, y le ha rendido culto propio de adoración.
Jesús esta con nosotros en la Eucaristia, Él es nuestro eterno compañero
Ese amor a la Eucaristia demostrada por medio de la bendición del Santísimo, de las oraciones hechas allí delante del Santísimo, del sacramente, estas oraciones, estos gestos que nosotros hacemos delante del Santísimo, cuando nosotros reverenciamos a la presencia de Jesús en el Sagrario, demuestran ese nuestro gran amor por Él que se hace pequeño para alimentarnos.
Y entre estos gestos de amor y de adoración, esta la Solemnidad de hoy. La procesión con el Santísimo Sacramento por las calles, desea manifestar publicamente lo mucho que nosotros amamos Jesús. Es Jesús oculto a nuestros sentidos, pero no oculto a nuestra fe que pasa en nuestro medio.
San Tomas de Aquino, en uno de sus himnos a Jesús presente en la Eucaristia, nos conduce a adorar Jesús oculto. Él va decir: “Te adoro con devoción, Dios oculto que bajo estas apariencias estas presente. A Ti se somete mi corazón por entero, y al contemplar a Ti se rendi totalmente”.
Por eso, hoy es un día de acción de gracias, es un día de alegría, es un día de alabanza a Jesús que quiso quedar con nosotros, quiso ser nuestro compañero en este trayecto. Jesús esta con nosotros en la Eucaristia, Él es nuestro eterno compañero, es ese dulce huésped, dulce amigo de neutras almas.
Por eso, en este día, así como en todos los demás, busquemos la compañia de Jesús. Vamos hasta Él en la Eucaristia y rendimos a Él la más perfecta adoración.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!