21 Apr 2023

Sin barrera, ofrezca lo poco que tienes para Dios

“Al levantar los ojos, Jesús vio que una gran multitud acudía a él y dijo a Felipe: «¿Dónde compraremos pan para darles de comer?». El decía esto para ponerlo a prueba, porque sabía bien lo que iba a hacer. Felipe le respondió: «Doscientos denarios no bastarían para que cada uno pudiera comer un pedazo de pan». Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: «Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente?».” (Jn 6, 5-9).

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En el Evangelio de hoy, Jespys, después de una longa jornada, realizando muchas señales, predicando y hablando sobre el Reino de Dios, compadece de la multitud que seguía a Él. Y aprovecho esta situación para enseñar algo muy importante a Sus discípulos.

Jesús sintió una pena de aquella multitud porque ellos volverían para la casa de estomago vació, y pidio a los apóstoles que los alimenten. Ese pedido del Señor talvez no es buena para los discípulos, pues ellos también estaban cansados y esgotado de la misión, pero Jesús sabía muy bien lo que pedia a ellos, Él sabía que era difícil ese pedido, pero, aún así, pidió, porque Él tenía algo importante para ensinar a ellos.

El Señor también nos pide cosas difíciles, muchas veces, cosas que nos parecen ser imposibles de realizar, cosas difíciles de ser cumplidas, pero en la medida de nuestra confianza y entrega va ser también a la medida del milagro que ocurre.

Es sin barrera y en la confianza que probaremos la grandeza y la bondad de Dios

Jesús es el Dios del imposible, Él hizo ese pedido ya sabiendo lo que realizaría, y Él nos enseña que nosotros ofreceremos, cuando nosotros ofrecemos a Él con confianza y sin barrera, es apartir de la medida de la abundancia de Su gracia. Su gracia se manifiesta también en nuestra confianza y en nuestro dejarse desnudarse.

En el fondo, lo que el Señor quiere con ese “dar algo para comer” es que los apóstoles confían en Él, y no tanto en aquello que ellos tenía. Porque ellos no tenían nada para ofrecer, era muy poco lo que ellos tenía allí. En realidad, era un niño que ofrecía los panes y los peces.

Pero el Señor quiere ejercitar en nosotros la confianza de sabernos ofrecer sí el poco que nosotros tenemos. En realidad, en la mayoría de las veces, delante de aquello que el Señor nos pide, vamos, de hecho, conseguir hacer muy poco, casi nada, pero lo que realmente el Señor desea es que nosotros tengamos confianza y ofrezcamos sin barreras el poco que nosotros tenemos.

aún que nuestro recurso sea muy poco, sea muy escaso, aún que lo que nosotros podamos hacer para el Señor sea insuficiente, aún así, nuestra confianza en Dios necesita ser grande. Y apartir de nuestra confianza, nosotros también tendremos grandes resultados.

Es de esta forma, mis hermanos, sin barreras y con confianza, que probaremos la grandeza y la bondad de Dios.

Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!

Pai das Misericórdias

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