Lo que nos hace entrar en el Reino de los Cielos es poner en practica la voluntad del Padre
“No bastará con decirme: ¡Señor!, ¡Señor!, para entrar en el Reino de los Cielos; más bien entrará el que hace la voluntad de mi Padre del Cielo” (Mt 7, 21).
Eso es uno de los Evangelios más duros que conozco, él entra en la raíz de lo que es la vida de cada uno de nosotros que predicamos, hablamos, profetizamos, que llevamos el nombre de cristianos y el nombre de personas de la iglesia. Hablar el nombre del Señor, invocar el nombre de Él, sanar, hacer milagros y expulsar demonios en nombre de Dios no quiere decir mucha cosa. El problema es que queremos espectáculo.
Se hace mucho espectáculo en nombre de Dios, se hace muchos shows y presentaciones en nombre de Él. El nombre de Dios no es para ser usado como shows, pero como vida. El show es aquello que se presenta, por eso Dios tiene que ser presentado en la vida que nosotros tenemos.
No es porque ponemos el rosario en la mano, no es porque aparecemos con una Biblia en la mano para arriba y para abajo, no es porque quedamos mandando en las redes sociales todo el tiempo mensajes de Dios, mensajes bonitas, el Evangelio de ese y de aquel, eso no quiere decir mucha cosa. Por el contrario, esto sólo demuestra para nosotros cuanto exigente va ser el juicio de Dios acerca de nuestra vida.
Necesitamos buscar el corazón que Jesús nos esta diciendo hoy: lo que nos hace entrar en el Reino de los Cielos es poner en practica la voluntad del Padre.
¿Quien dijo que todo lo que hacemos es voluntad del Padre? Incluso las cosas que hacemos en nombre de Él, hacemos porque queremos, porque tenemos muchos compromisos y responsabilidades en nombre de Dios y lo esencial es nuestra relación con Él, nuestra conversión verdadera, diaria y autentica y eso ¿ocurre? Nuestro testimonio de vida, nuestro compromiso de amor para con el prójimo, el amor autentico, el amor verdadero, amor concreto, de hecho; ¿ocurre en nuestra vida?
Será una decepción el encuentro de muchos de nosotros con Dios, porque cuando nos presentamos delante de alguien, llevaremos lo que nosotros hacemos. Algunos van decir: “Porque es, Señor, yo he evangelizado veinte mil personas, yo mandaba Su Palabra todos los días por las redes sociales, yo grababa el Evangelio, yo rezaba Ave Marías, yo tenía muchos tercios en mi mano, distribuía Biblias para todo el mundo”, pero eso no significa nada para Dios.
Lo que significa para Dios es si nos convertirnos de verdad, si estamos dejando nuestra vida transforma según la vida de Él. ¿Buscamos hacer nuestra voluntad de Dios? Nuestro mayor engaño es querer hacer con que Dios realice nuestra voluntad y poner nuestra voluntades como si fuera la voluntad de Dios, pero lo que nos salva es en realidad poner lo que Dios tiene para nuestra vida.
¡Dios te bendiga!
