“Jesús recorría las ciudades y los pueblos, predicando y anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y también algunas mujeres que habían sido curadas de malos espíritus y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, esposa de Cusa, intendente de Herodes, Susana y muchas otras, que los ayudaban con sus bienes” (Lucas 8, 1-3).
Mis hermanos, Nuestro Señor Jesucristo, Dios que, junto con el Padre y el Espíritu Santo, tiene todo el poder, pero Él quiso contar con los discípulos y tambien discípulas. Nuestro Señor no excluye nadie, Nuestro Señor no excluye nadie para tu servicio, verdad que algunos aparecen más, pero todos nosotros somos llamados al discipulado con Neustro Señor.
El Señor anunciaba la buena nueva, predicaba la buena nueva en vários lugares, los discípulos, los doce iban con Él, pero también algunas mujeres, y el detalle del Evangelio presentado aquí no es algunas mujeres que fueron curadas. Aquellos que son curados por Nuestro Señor tiene una gran gratitud, deben tener una gran gratitud para con el Señor y, por eso, servir a Él, por eso, ayudar a Él, como nosotros escuchamos aquí en la lectura, estas mujeres ayudaban con los bienes que tenían, ellas ayudaban a Jesús y a sus discípulos.
Que nuestros bienes sean, de hecho, buenos para ayudar el Reino de Dios
Mis hermanos, Nuestro Señor llama a ti para el servicio de Él, Nuestro Señor te llama a seguir a Él, haga como los discípulos haga como estas discípulas y presenta tus dones, tus riquezas, tus bienes para el Señor.
Es muy bueno, ¿no lo es? Tener la voz para anunciar, pero si alguien puede financiar un micrófono, ese son va llegar más limpio y va llegar mejor. Estas mujeres, ellas ayudaban Jesús con los bienes que ellas tienen, hoy, la iglesia necesita también de tu ayuda, de tu contribución, para que el Reino de Dios, para que el amor de Dios pueda llegar a más personas.
Sigamos a ayudar el Reino de Dios con nuestros dones, con nuestra disposición, con nuestros bienes. Sí, que nuestros bienes sean, de hecho, buenos para ayudar el Reino de Dios, para que Jesús siga para ser conocido y amado por las personas. Que puedas dar también tu contribución, con tu ayuda en la oración, con tu disposición, también con tu ayuda material.
Ayudemos, hermanos, el Reino de Dios, ayudemos el Evangelio para llegar a más personas, en más corazones.
La bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!
