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“Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano pecar contra ti, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale. Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale” (Lucas 17, 3-4).
Hermanos y hermanas, ¡Dios bendiga a cada uno! Hoy celebramos a San Martín de Tours. Él, en una experiencia, se encontró con una persona sin hogar y allí renunció a su manto para ayudar a ese hombre. Después, en un sueño, Jesús se le apareció con ese manto que él había donado, para decirnos que también nosotros estamos invitados, cada día, a tener estos actos de caridad, de generosidad por amor a Jesús en primer lugar, y que Él nos auxilie, nos enseñe, en el día de hoy, a vivir así.
El Evangelio que escuchamos de Lucas 17 dice lo siguiente:
Entonces, ante esta orden que escuchamos aquí de Jesús a los apóstoles, permanece para nosotros el siguiente pedido: Señor, aumenta nuestra fe, aumenta nuestra fe para que tengamos esa capacidad de aprender a corregir al hermano, para que tengamos la capacidad, sobre todo, de también perdonar a los hermanos, como es la palabra que está presente en el Evangelio de hoy.
Corrijo, perdono y ayudo
Significando que el acto de perdonar, aparentemente, parecía muy difícil por lo que vimos aquí, pero con un poco de fe que tengamos, conseguiremos realizar este acto que, al principio, parece difícil. En el Evangelio de hoy, también escuchamos la palabra escándalo, que es justamente actuar de manera contraria a la fe, contraria a aquello que aprendemos en la vida de fe.
Y esto Jesús critica en la liturgia de hoy también. Cuando lees la liturgia completa, encuentras allí también sobre la palabra escándalo, que es esta vida contraria a la vida de fe. Los hombres de Dios no pueden desvirtuar la fe de las personas, pues eso sí sería verdaderamente un escándalo, un alejarse de la presencia del Señor.
Por eso Jesús habla directamente a los apóstoles, los corrige, los direcciona para que vivan bien esta realidad; entonces debemos retomar estos tres puntos que escuchamos en la liturgia de este día: corregir a los que yerran, corregir a los hermanos, pues esto es un acto de misericordia que debemos vivir en el día de hoy también, corregir a los hermanos, corregir a los que se equivocan, ser abiertos al perdón, porque está este pedido en las palabras de Jesús, y debemos perdonar, con amor, a nuestros hermanos; y en relación a la palabra escándalo que oímos, está este tercer punto, que es ayudar a los hermanos en su vida de fe.
Que, en este día, tengamos nuestro corazón abierto a corregir cuando sea necesario, a perdonar y, sobre todo, a impulsar a nuestros hermanos en la vida de fe, a partir de nuestra vida de fe. ¡Que así sea!
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!