“Felices ustedes, cuando por causa mía los insulten, los persigan y les levanten toda clase de calumnias. Alégrense y muéstrense contentos, porque será grande la recompensa que recibirán en el cielo” (Mateo 5, 11-12).

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El Evangelio de hoy es una de las pasajes más sorprendentes y centrales de la predicación de Jesús. Después de encontrarse con una multitud de necesitados, de sofredores, de personas pobres, aprensivo y sedientas de justicia, Jesús busca consolarlas; mostrando que el camino del amor y de la verdadera felicidad tiene una identificación con Su cruz.

Por trás de cada bienaventuranza que Jesús nos presenta en el día de hoy, hay un camino de amor a Su cruz y a Sus sufrimientos. Jesús nos enseña que, en esta tierra, el amor y la cruz se identifican; amor y cruz es muy parecidos, caminan juntos, es decir, si nosotros queremos amar verdaderamente, necesitamos también identificarnos y asumir nuestra cruz.

La recompensa de lo que se ponen en el camino de las bienaventuranzas se encuentra en Dios, es Él quien recompensara aquellos que asumen sus cruces. ¡Él no deja nadie sin esa recompensa!

Aquellos que asumen su cruz serán recompensados por el propio Señor

Los que son perseguidos debido la justicia, los que son insultados y perseguidos, los humillados, los calumniados, debido Él, no deben desanimar o perder la esperanza porque serán consolados y recibirán la recompensa de Dios. Estas consolaciones no son solo mensajes, es también un anuncio del Reino de Jesús, de Su compromiso con la vida de los dolores.

Nuestra coherencia como cristianos pueden ofender y molestar a muchos, pero debemos tener esta coraje de reflexionar el rostro de Jesús por medio de nuestra conducta recta.

El rostro compasivo de Jesús es visto también en aquellos que son fieles a Él. Al contrario de lo que puede parecer, nuestra bondad y nuestra fidelidad no residen en la posesión limitada de los bienes, también no residen en tener aprobaciones de los demás a todo costo.

Nuestra fidelidad reside, antes, en la identificación con Cristo. Necesitamos identificarnos con Cristo. ¡Amor y cruz se identifican, y aquellos que asumen su cruz serán recompensados por el propio Señor!

Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!