“Por aquel tiempo, la fama de Jesús había llegado hasta el virrey Herodes. Y dijo a sus servidores: «Éste es Juan Bautista; Juan ha resucitado de entre los muertos y por eso actúan en él poderes milagrosos.» En efecto, Herodes había ordenado detener a Juan, lo había hecho encadenar y encerrar en la cárcel a causa de Herodías, esposa de su hermano Filipo. Porque Juan le decía: «La Ley no te permite tenerla como esposa.» Herodes quería matarlo, pero tenía miedo de la gente, que consideraba a Juan como un profeta” (Mt 14, 1-5).

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Al recibir la gracia del bautismo, también recibimos la gracia y la misión de sernos profetas. Quien es bautizado recibe en sí también un llamado de profetismo, de sernos profeta. Quien es bautizado recibe en sí también un llamado de profetismo, de ser profeta; profeta que anuncia la Buena Nueva del Reino de Dios, pero que también denuncia las injusticias y las incoherencias de una vida lejos de la voluntad de Dios. Es decir, todos nosotros bautizados somos llamados a anunciar la Buena Nueva, pero también a denunciar las injusticias.

Sabemos, además, que todo anuncio y denuncia provocan molestia.¡Los profetas molestaran, y Jesús también molesto mucha gente! Un que se molestó con las actitudes de Jesús – escuchamos en el Evangelio de hoy – fue el gobernador Herodes. Antes, él ya había mandado matar Juan Bautista, justamente porque este lo había molestado con su profetismo y sus denuncias. Ahora, surge Jesús con sus acciones que mezclan con las actitudes obstinadas de Herodes y de sus compañeros en aquel tiempo.

Necesitamos anunciar, necesitamos asumir con coraje la misión que nosotros recibimos con la gracia del bautismo

El texto del Evangelio de hoy, sin embargo cuenta aquí la situación del malestar de Herodes, tiene como objetivo mostrar lo que esta por venir en la vida de Jesús y de Sus discípulos: mucha persecución, muchas amenazas, intimidación, violencia y muerte. Estos son los desafios de la misión de ser profeta, de anunciar la Buena Nueva, de denunciar las injusticias. Estos son los desafios que están presentes en la vida de todo aquel que quiere ver el Reino de Dios ocurrir.

Por lo tanto, la Liturgia de este día nos presenta los caminos para seguir estos desafios y nos da animo para la misión. ¡No podemos tener miedo de anunciar la Buena Nueva! No podemos callarnos delante de las injusticias, aún que seamos amenazados, aún que seamos martirizados. Necesitamos anunciar, necesitamos asumir con animo la misión que nosotros recibimos con la gracia del bautismo.

Los “Herodes” siempre van existir. Así como existió en el tiempo de Jesús, existirán también en nuestro tiempo. Pero es necesario que haya también profetas, es necesario también que haya personas de coraje, que no se callen, personas que no tengan miedo de vivir la Buenas Nueva del Reino de los Cielos y de anunciar y denunciar las injusticias. ¡Asumamos con coraje nuestra misión!

Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!