“Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén” (Lc 2, 38)

Me quedo mirando para esta anciana Ana, viuda, con sus más de ochenta años y su corazón estaba en Dios, su corazón esperaba en Dios, y tu corazón se pone solo en la vanguardia de Dios, por eso ella servio a Él día y noche en su viudez. Ana tuvo la gracia de contemplar el divino Salvador, por eso ella alaba a Dios, bendecía y daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos que esperaban la liberación.

Alabe mucho a Dios, bendiga el nombre del Señor, exalte el nombre del Señor por todo que Dios hace y realiza en nuestro medio. Tal vez tu puedes tener algunos o muchos motivos para reclamar, para decir: “Mi año no fue bueno”, muchas cosas negativas ocurrieron, la situación no esta fácil.

Tu no eres un pagano, tu eres un hombre, una mujer de Dios, reconozca la manifestación de Dios, reconozca que Dios esta en nuestro medio, aún que muchas veces no este en Él, pero Él no deja de ser Dios y Padre para cada uno de nosotros.

Presentemos Jesús nuestra casa, a nuestros amigos de trabajo, al mundo donde estamos

Movidos por este espíritu que movió Ana, también alabemos a Dios y, por favor, no hable mucho de tus problemas, de tus aflicciones, de tus crisis, de las cosas que no fue bueno, pero hable de Jesús. Ana hablaba de Jesús para todas las personas que esperaban la liberación de Israel.

Cuantos en nuestro medio están esperando por liberación de la opresión, liberación de las situaciones de esclavitud de tiempo presente, liberación de las situaciones que no son resueltas en la vida.

Hablemos de Jesús, presentemos y llevemos Jesús a estos corazones porque nuestros diálogos se convierten discusiones tontas no llevan a nada, por el contrario, crían un ar de pesimismo, de negativamente, de división, de discordia porque estamos llevando a los demás, muchas veces, el espíritu mundano y no estamos llevando Jesús.

Es Jesús que salva, liberta y levanta, Él nos muestra la dirección por donde debemos caminar. Hablemos de Jesús, presentemos Él para nuestra casa, para nuestros amigos de trabajo, al mundo donde estamos.

Necesitamos mirar para esta mujer de ochenta y cuatro años que día y noche no terminaba de hablar de Jesús. Presentemos Jesús al mundo.

¡Dios te bendiga!