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“En aquel tiempo, al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres” (Lucas 1, 26-28).
Hermanos y hermanas, hoy celebramos la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Celebramos esta solemnidad en la vida de nuestra Iglesia en este segundo domingo de Adviento.
“Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo!”. Esta afirmación del Arcángel Gabriel contrarresta el episodio narrado en la primera lectura de hoy del libro del Génesis. No anula lo ocurrido, sino que muestra el poder de Dios y el amor que Él siente por nosotros.
Veneno × Antídoto
Dice el texto de la primera lectura:
Adán dijo: “La mujer que me diste por compañera me dio del fruto del árbol y comí”. Dijo el Señor Dios a la mujer: “¿Por qué has hecho esto?” Y la mujer respondió: “La serpiente me engañó y comí” (Génesis 3,12-13).
Este es el texto de la primera lectura de hoy.
A causa de esta desobediencia, el pecado entró en el mundo con todas sus consecuencias. Y ustedes pueden sentirlo en su vida, en su propia piel, lo que el pecado original les dejó.
Pero también tenemos que decir que, a causa de la obediencia de María al proyecto divino, la gracia entró en el mundo con todas sus bendiciones. Y ustedes también necesitan sentir esto en su vida.
Dios, en la concepción inmaculada de María, rescata, para toda la humanidad, el proyecto original pensado desde toda la eternidad para nosotros, sus hijos.
En María somos llamados a tomar conciencia y posesión de la obra de redención realizada en nuestro favor. De su vientre nos viene el antídoto contra el veneno que la serpiente engañadora desea lanzarnos constantemente.
Contemplemos, hoy, la gracia obrada en María; asumamos la gracia derramada sobre nosotros, en nuestro bautismo.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!