“Habéis oído que fue dicho: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen” (Mateo 5, 43-48).
Amaos los unos a los otros como yo os he amado
El Amor al Prójimo
Una Nueva Referencia
Es bueno, hermanos y hermanas, que leamos esta consigna del Evangelio de hoy, teniendo presentes las palabras de Jesús en el Evangelio de San Juan, cuando dijo: “amaos los unos a los otros como yo os he amado”. ¿Por qué digo esto? Porque esta palabra de San Juan es una nueva referencia. Generalmente, viene a mi mente, a veces a la nuestra, cuando hablamos del amor, de hacer el bien al otro, amar al prójimo como te amas a ti mismo, ¿verdad?
Un Amor Imperfecto
A veces, usamos esta palabra, y nos ponemos a nosotros mismos como referencia para el amor, como si nos amáramos de una manera tan perfecta, que ese amor a nosotros mismos se convierte en referencia para el amor al prójimo. Pero no es así, porque también nosotros nos amamos de manera imperfecta.
Prueba de ello es que no nos cuidamos bien; prueba de ello es que, tantas veces, elegimos el pecado; tantas veces, elegimos lo que hace mal a nuestra vida, elegimos realidades que nos perjudican.
¡Cuántas veces estamos atrapados en vicios, en cosas que hacen mal a nuestra vida! Entonces, el amor que tenemos por nosotros mismos es un amor cojo, y ese amor cojo no puede ser referencia para nuestra forma de amar a los demás.
Cristo: La Referencia del Amor
El amor de Cristo en la cruz
Por eso, para esta palabra que escuchamos hoy – amarás a tu prójimo, odiarás a tu enemigo; pero yo os digo, amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen –, la referencia es el propio Cristo.
Amaos los unos a los otros como yo os he amado. ¿Cómo nos amó Jesús? Jesús nos amó ofreciéndose por entero en la cruz.
Entonces, Él es la referencia para el amor que debemos tener a los hermanos. Él es la referencia para el amor que debemos tener por nosotros mismos también.
Apertura para Amar y Ser Amado
La reconciliación y el amor
Nosotros no somos referencia para el amor; la referencia para el amor es el propio Cristo. Que, en este día, abramos nuestro corazón a la experiencia de la reconciliación, a la experiencia del amor a nuestros hermanos, a la experiencia, sobre todo, de la apertura, para que seamos amados también. ¡Cuántas veces también nosotros no nos abrimos al amor, no queremos ser amados cuando alguien quiere hacernos el bien! Nos cerramos, tratamos mal, queremos a esa persona lejos, porque no creemos que eso sea para nosotros.
Ser amado también incomoda, pero que el Señor nos ayude, nos purifique, cure nuestro corazón, y que nuestro corazón sea curado, que pasemos por un proceso de curación interior para que sepamos amar, pero también para que sepamos ser amados, para que dejemos que esa realidad suceda también en nuestra vida.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!