“En aquel tiempo, los publicanos y pecadores se aproximaban de Jesús para escucharlo. Los fariseos, todavía, y los maestros de la ley criticaban a Jesús. “Este hombre acoge los pecadores y hace refección con ellos”
Mis hermanos y mis hermanas, estamos en el cuarto domingo de la cuaresma. El padre leyó sólo el inicio del Evangelio de hoy, que es una de las páginas más bellas del evangelio: la parábola del padre amoroso”, podríamos dar estos tres nombres, porque son tres personajes que hacen meditar profundamente sobre nuestro camino de conversión y de amor de Dios.
La Palabra del Evangelio dice que Jesus está cercado de publicanos y pecadores, dije que Él los acoge y hace la refección con ellos;. En la palabra de Dios y en la cultura hebraica, hacer refección con alguien es dividir la vida, es dividir intimidad, es hacer de las personas íntimas, es traer las personas para el convivio familiar, y tornar hermanos.
Vea la actitud de Jesús con los publicanos y pecadores, personas que estaban totalmente fuera del alcance de la gracia de Dios – según la concepción judaica -, pero Jesus se aproxima de ellos. El detalle del evangelio, que no aparece en la traducción del portugues, dije que son todos los pecadores y publicanos, no son solo algunos, todos se aproximan de Jesus porque encuentran en Él la misericordia y el perdón. Como yo le dije, después de Jesus, contó la parábola del hijo pródigo, del hijo más viejo y del padre amoroso.
Usted sabe que el hijo pródigo representa aquí a todos estos publicanos y pecadores que quieren una segunda oportunidad, que quieren experimentar el amor. El hijo mayor son estos escribas y fariseos que critican a Jesús por causa de su acción misericordiosa; y el padre amoroso es este lugar, es este abrazo donde nosotros encontramos. Lo bueno es que de este embate de Jesús con los escribas y los fariseos – como le dije – , nació una de las páginas más hermosas del evangelio, que es esta parábola.
Vamos pedir al Señor que, en este tiempo cuaresmal, nuestro corazón se dilate para acoger esta misericordia de Dios que nos visita.
La realidad que es presentada en la parábola, para nosotros dice mucho, porque el primer hijo, el hijo pródigo mata el padre antes de la hora, pide la herencia y después de su error él esperaba la punición, pero recibe la misericordia. Eso habla mucho para todos nosotros, en este tiempo cuaresmal, que necesitamos experimentar la misericordia del Padre.
Ya el segundo hijo, estaba dentro de la casa, pero su corazón estaba fuera, el corazón era infiel, dentro de la casa, cerca del padre. Eso también llama mucho nuestra atención del riesgo, del peligro de perdernos pretendiendo estar próximos del Padre, de vivir una intimidad con el Padre. Eso no quiere decir nada, nuestro corazón necesita ser de Dios, nuestro interior necesita ser de Dios.
Los dos tienen la oportunidad de experimentar el cuidado de Dios, el primero se deja llevar por el abrazo del padre, por la acogida, por la vuelta, cae en si, admite sus errores y regresa a la casa del padre ;el mismo en la insistencia del padre, mismo en la actitud amorosa del padre recusa, hecha su corazón y se aproxima en una solicitud en una distancia sobre el amor que el padre viene.
Vamos pedir al Señor en esta cuaresma, vamos pedir al Señor que, en este tiempo cuaresmal, de preparación para la pascua, nuestro corazón se abra y nuestro corazón dilate para acoger esta misericordia que Dios nos visita, que quiere transformar, que quiere hacer de nosotros personas nuevas. Dejemos envolver por este abrazo amoroso de Dios, el Padre de las misericordias y que nuestra vida realmente tenga sentido al lado de Él.
Sobre todos ustedes, la bendición de Dios todo poderoso. Padre, hijo y Espíritu Santo. Amém!