Esta Palabra eterna que estaba con el Padre en la creación, esta en nuestro medio recreando una nueva humanidad
“Ya la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad” (Jn 1, 14).
En este día santo y bendecido, contemplamos el nacimiento de Jesús Salvador. La Palabra que recibimos es el Verbo, la Palabra eterna de Dios que se hizo carne. Si la Palabra de Dios no tenía aspecto humano, no tenía la condición humana, ella recibió en María esa condición y habitó en nuestro medio.
¿Por que la Palabra habitó en nuestro medio? Para salvarnos, recrearnos, rehacernos. En el principio la Palabra de Dios hizo todas las cosas, ahora en el principio de una nueva humanidad, esta Palabra eterna que estaba con el Padre en la creación, esta en nuestro medio recreando una nueva humanidad.
Hoy nace un mundo nuevo, una nueva creación; nace Aquel que vino restaurar todas las cosas. Contemplamos la nueva creación de Dios en la nueva criatura, porque Él es el modelo de toda la criatura humana desde el nacimiento.
Desde el nacimiento, Él es todo de Dios, es despojado para ser enteramente de Dios y toda su vida es el modelo de un hombre restaurado, pleno y completo. Del hombre Jesús nace la nueva humanidad, y la nueva humanidad nace de un nuevo paraíso, que es el vientre de María. De este nuevo paraíso brota una nueva vida, brota el Salvador de la humanidad, en ese paraíso bendito encontramos la salvación.
Hoy es día de contemplarnos la belleza de ese misterio, la grandeza de un Dios que se hace carne es nuestro Salvador.
Hoy es día para rendirnos, pero no las bebidas, no las comidas y tantas cosas que están ahí para recordar que hoy es Navidad. Hoy es día de rendirnos a Jesús Nuestro Señor y Salvador, es día de proclamar que tenemos en Él nuestra salvación.
La Palabra de Dios creó todas las cosas; la Palabra eterna de Dios nos rehace, nos da una nueva esperanza, una esperanza, una nueva dignidad y, si permitimos, una familia nueva, bendecida, restaurada, porque todos nosotros somos la familia de Dios, y la familia que esta en Dios encuentra su razón de ser.
¡Dios te bendiga, tu familia y tu casa. Un feliz y bendecido Navidad para ti!
