“Basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará” (Lc 7, 7)
Mira que ese oficial romano tenía su empleado enfermo. Él recurrió a Jesús para que este hiciera algo por su empleado que estaba enfermo.
Yo quiero alabar la actitud de humildad de este hombre, la solicitud, el amor, la generosidad de él cuando se preocupa con su empleado. Yo quiero, por encima de todo, exaltar la confianza que él tenía en la Palabra de Jesús, porque él sabia que era necesario solo una palabra del Señor para que su empleado fuera restablecido.
Ese oficial romano tenía mucho poder, él mandaba en su tropa, él mandaba en la organización del ejercito, pero él no tenía poder sobre el alma, él no tenía poder sobre el espíritu, no tenía poder sobre la salvación. Solo Jesús tiene poder, solo la Palabra poderosa de Jesús es capaz de hacer nuevas todas las cosas.
La Palabra de Jesús cambia toda nuestra vida y transforma toda nuestra realidad. ¡Como necesitamos prestar atención en la Palabra del Señor! Necesitamos dejar que ella penetre nuestra vida y ordene todo lo que somos, todo lo que realizamos.
El siervo, cuando es atento a su señor, prontamente responde a la voz de él. Si el señor habla “no va”, él no va. Si el señor habla “viene”, él viene. ¡Somos siervos del Señor! Cuando tenemos sintonía con Él, Su Palabra nos guía y orienta nuestra vida.
Necesitamos dejar que la Palabra del Señor entre en nuestra vida y ordene todo lo que somos
Necesitamos convertirnos buenos y verdaderos siervos de la Palabra de Dios, permitir que ella, de hecho, ordene nuestra vida, coordine nuestras actividades y todo lo que realizamos.
Necesitamos entrar en la sintonía de la Palabra, pues solo quien vive la vida en el Espíritu es guíado por ella. Regresemos, de todo nuestro corazón, para la Palabra del Señor, en lugar de que ella ponga en orden todo lo que esta dentro de nosotros como nuestras emociones, nuestros sentimientos y afectos.
Necesitamos poner las cosas dentro de nuestro corazón en orden. Necesitamos poner en orden nuestra templa, y basta solo una Palabra del Señor para que las cosas se queden ordenadas. Necesitamos entrar en la sintonía de la Palabra, estar en comunión con ella. Necesitamos llevar la vida en Dios para que la Palabra de Él ejerza fuerza, poder, dominio y orden en nuestra vida.
¡Dios te bendiga!
