09 Mar 2020

La misericordia es la expresión más profunda del amor divino

Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso” (Lc 6,36)

Si hay un substantivo, y tal vez el único substantivo que debería estar clavado en nosotros, es la misericordia; y una vez que esta en nosotros, nos convertimos hombres y mujeres misericordiosos, y la gracia de Dios esta estampada en nosotros cuando vivimos la misericordia.

Lo que nos convierte personas de Dios no es hablar de Él, no es predicar todas las cosas que sabemos sobre él. Lo que nos convierte personas de Dios no es hablar nuevas lenguas ni rezar de esta o de aquella forma. El rostro de Dios en nosotros resplandece cuando vivimos la misericordia, porque el nombre de Él es misericordia.

La misericordia es la expresión más profunda del amor divino, es la expresión más profunda de un Dios que nos sana y nos rescata, que nos pone de pie sin llevar en cuenta nuestros pecados y nuestros errores, pero que nos trata con el más profundo amor.

¿Cuáles son los trazos de la misericordia verdadera? El Evangelio nos enseña que, primero, es no juzgar. Una persona misericordia no vive juzgando a los demás.

Creamos verdaderos tribunales en nuestros medios, en la sociedad, en los grupos en que vivimos y de los cuales hacemos parte. La iglesia no es un tribunal de juicio, sino, la casa de la misericordia.

La misericordia es la expresión más profunda de un Dios que nos sana y nos rescata

En nuestra casa, en nuestra familia, en la participación en grupos, incluso en las redes sociales, en el cual a veces necesitamos salir de algunos para ser sanados, pues, estamos siendo muchos mas juzgadores en lugar de ser el bálsamos de la misericordia divina para el mundo tan marcado por la violencia, por el combate y por los embates.

Solo es presencia de Dios quien sabe ser presencia misericordiosa, sin juzgar por la apariencias tampoco, por la razón que creemos que tenemos.

¡El corazón misericordioso es aquel que no condena. Lo muchos que nosotros, incluso de forma intuitiva, condenamos unos a los otros! Emitimos sentencias de muertes, de prisión, rotulamos las personas, y esta es la forma más clara de nuestro juicio. Decimos que tal persona no presta, de nada vale nada, tiramos en el infierno. Sin embargo, creamos rótulos de juicio y condenación para las personas.

Una cosa es juzgar, porque, entonces falta la misericordia, y la falta de misericordia excede cuando condenamos, cuando excluimos, cuando lanzamos las personas en el calabozo de mal de acuerdo con nuestros criterios, de justicia o falta de ella.

“Perdonen y serán perdonados”. La cara más extrema y más bella de la misericordia es la dimensión del perdón. ¡Como Dios nos perdona y no se casan de perdonarnos! ¡Como Dios nos persona todas las veces que buscamos Su misericordia, y como el perdón de Él nos lleva en cuenta nuestros pecados! ¡Como Dios se atreve a amarnos tanto!

Yo no tengo otra cosa para ofrecer a mi hermano que no sea el perdón verdadero y sincero, el perdón de quien experimento la misericordia de Dios y se convirtió expresión de ella para los demás.

No amemos con palabras, pero con la profundidad de la misericordia divina.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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