14 Jun 2018

La gran oferta para Dios es un corazón reconciliado

Lo que podemos dar, de verdad, a Dios es la búsqueda de un corazón pacificado y reconciliado unos con los otros

“Por eso, si tú estás para presentar tu ofrenda en el altar, y te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí mismo tu ofrenda ante el altar, y vete antes a hacer las paces con tu hermano; después vuelve y presenta tu ofrenda” (Mt 5,23).

La mejor, la gran ofrenda que podemos presentar a Dios es un corazón reconciliado. Esta es la oferta verdadera que Él desea de nosotros. Pido perdón si, muchas veces, en nuestras iglesias y comunidades, priorizan la oferta material, el dinero, la ayuda de eso y de aquello. Son ayudas, son ofertas más que necesarias, pero, antes de la oferta material, Dios quiere nuestro corazón verdadero, sincero, un proceso de conversión autentico.

La conversión autentica ocurre cuando nuestro corazón se reconcilia con quien no conseguimos convivir, con quien esta herido y resentido con nosotros. No relativizamos, no ignoremos las cosas mal resueltas dentro del corazón. No vamos quedar pensando que, porque trabajamos mucho para Dios, participamos de la pastoral, cantamos, bailamos, ayudamos en la iglesia, hacemos nuestra oferta, hacemos muchas caridades. Todo eso es digno de nuestra vida cristiana, pero no podemos descuidar el corazón, engañar y distorsionar lo que esta envuelto. Y envuelto, porque, cuando ignoramos situaciones mal resueltas en la vida, creamos un paquete, empaquetamos ese paquete y tiramos en el canto, no tocamos más en eso.

Ocurre que quedamos enfermos de tantos paquetes y cosas viejas que están guardadas dentro de nosotros, situaciones mal resueltas, basura que son acumulados, rabias, resentimientos, dolor, cosas que no hacen bien nuestra salud.

Muchas veces, vamos a las Misas, celebraciones y cultos, y pedimos: “Señor, salvanme. Traeme la cura para mí”. Muchas veces, son curas profundas que nosotros necesitamos, pero la gran cura no dejamos ocurrir. Un corazón verdaderamente curado es reconciliado con su hermano, con toda la fuerza de tu alma y de tu corazón. No es quedarse como si nada hubiera pasado. Un corazón se enciende alerta cuando no estamos bien, cuando las cosas no están resueltas con el otro. El peor es cuando el corazón ni alerta enciende más, se quedó en aquel estado de estancamiento con muchos resentimientos y enemistades, que ni con la reconciliación él se importa más.

Recuerda que la gran oferta a Dios no es simplemente lo que damos a Él, porque lo que podemos dar de verdad a Dios es la búsqueda de un corazón pacificado y reconciliado unos con los otros, es la oferta que Dios espera de nosotros.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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