14 Dec 2019

La gracia de Dios rompe las barreras que crean divisiones

“Pero créanme: ya vino Elías y no lo reconocieron, sino que lo trataron como se les antojó. Y así también harán sufrir al Hijo del Hombre” (Mt 17, 12).

Así como no reconocieran Elías en el tiempo de él y despreciaran su espíritu profético, que vino por medio de Juan Bautista, vino Jesús, que era mayor que Elías y mayor que Juan Bautista, y fue también maltratado.

Tratar mal alguien es despreciar, es no reconocer ni acoger. Maltratamos alguien despreciando, y basta ver como somos una generación que trata mal la gracia de Dios, la presencia de Él, sus enviado y hijos.

“¡Que generación mala, corrompida y perversa!”, Jesús decia de Su generación, y nosotros podemos decir de nuestra generación también. Cuando no acogemos, nosotros despreciamos, y al despreciarnos, maltratarnos, hablamos mal y vivimos en un tiempo muy perverso de falta de respeto con el sagrado, de la falta de acogimiento con el don de Dios, especialmente, vivimos en un tiempo de muchas ilusiones.

Cuando miro para todas las circunstancias navideña que estamos viviendo en estos días, miro que hay mucha luz. Hay luces en el shopping, en las plazas, en las tiendas, en las calles, en las ciudades y en las casa, pero no son luces que abren los ojos, son luces que llaman para el consumismo, para las compras, que llaman para el lujo, para el placer y el poder.

Abramos nuestros ojos para ver la gracia de Dios que esta en nuestro medio

Son luces que llaman la atención para el dios de este mundo: el dinero, el consumismo y todos los valores que la sociedad predica. Son lucas que ofuscan nuestra mirada y no nos permiten ver la gracia del Señor para nuestros tiempos, son luces que ciegan nuestra vista y no nos permiten ver donde la gracia divina esta.

Necesitamos abrir los ojos, ver la gracia de Dios que viene para convertir y transformar, para romper barreras que crean divisiones, separaciones, que engendran peleas en las convivencias humanas, no permitiendo que la luz del Padre entre en nosotros para romper las barreras del mundo.

Desgraciadamente, estamos obcecados por las luces ciegas que nos iluden en este tiempo, esta nos dejando llevar por los programas de televisión, por la sed compulsiva que las redes sociales engendran en nosotros, y no estamos dejando convertir por la Palabra de Dios.

Solo Dios, por medio de Su Palabra, nos liberta. Solo Él abre nuestros ojos, rompe la ceguera que esta en nosotros para sernos, cada vez más, desviados por las vías de las ilusiones de este mundo.

Abramos nuestros ojos para ver la gracia de Dios que esta en nuestro medio.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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