04 Aug 2019

La ganancia domina nuestro corazón

“Cuídense de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas” (Lc 12,15).

La ganancia es la gana que tenemos dentro de nosotros de ganar, de poseer, de codiciar, desear y buscar las cosas. Esta gana es alimentada en nosotros, cuando somos niños. Los niños es alimentada por el deseo de poseer y algunas van acumulando, juntando. Son muchos juegos y muñecas. De forma que, cuando no es enseñado para ella a dividir, a repartir, la sed de la ganancia es puesta en el corazón de un niño.

Un padre piensa que es bonito cuando la habitación de un niño tiene muchos juguetes; pero, en realidad, la belleza es ella tener todos los juguetes que tiene y aprender a dividir.

Si no se aprende cuando niño, no va aprender durante la vida, por eso, estamos en una sociedad gananciosas, donde las personas quieren juntar, acumular, tener todo para si misma. Las personas se muestran para los demás a partir de lo que tiene, además, en realidad, la identidad del cristiano es a partir de lo que él comparte.

No permitamos que nuestro corazón sea movido por la ganancia de la vida

De que vale juntar todas estas cosas si, hoy, nuestra vida puede ser cobrada, y no podemos llevar ni una parte de lo que arrecadamos, ganamos y juntamos en esta vida. Tu puedes incluso llevar para el cajón, pero para la eternidad nadie lleva nada, aún que no sea el bien que hizo, el amor que sembró y la capacidad de dividir con los demás lo que tiene.

¿Quien quedó en nuestro corazón? Aquellos que están en la eternidad; que en la vida supieron hacer el bien. Los ejemplos que quedan para todos nosotros, fueron de quien siempre tuvo un a vida despojada. Vida despojada no quiere decir una vida de cualquier forma, pero es aquella vida que es desapegada, que es capaz de repartir.

Que maravilla llegar en una casa donde solo tiene un pan, el ganancioso viendo que los demás, va más allá y come el pan solo, ya, lo que tiene el corazón fraterno, coge el pan y reparte para con sus hermanos.

No creamos nuestros en el espíritu de la ganancia y no permitamos que nuestro corazón sea movido por la ganancia de la vida. Hay una solo ganancia que podemos tener: la ganancia de la eternidad, ganancia de almas, ganancia de ganar personas para Jesús. Cuidado con todas las otras ganancias, porque ellas roban nuestro corazón del bien eterno.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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