“En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo. María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa” (Lucas 1, 39, 41.56).

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Mis hermanos y mis hermanas, celebramos hy con toda la Iglesia, el día de la Visitación de NUestra Señora, 31 de maio. La Palabra de Dios nos habla: “en aquellos días”; ¿cuáles eran estos días? Los días de la anunciación, los días en que María ha recibido el anuncio del ángel Gabriel.

Seguramente, para aquella joven — muy joven, en realidad —, eran días confusos, eran días de cambio radical, de proyecto de vida. Porque había llegado una novedad para Ella, cambio completamente el rumbo de su vida.

Seguramente, eran días y noches sin dormir, eran días también de mucha confianza en Dios. Porque tuvo de ejercitar su fe y confiar profundamente en Dios. Entonces, también eran días de intensa alegría porque María estaba llena de Espíritu Santo. además de sentir todas estas situaciones humanas, María estaba llena del Espíritu Santo y Ella confiaba en Dios.

Nos habla el texto que Ella ha partido para una región montañosa. No es solo un dado geográfico, pero la montaña, en la Palabra de Dios, indica el lugar de la acción de Dios, el lugar de las teofanias (Teofania son manifestaciones de Dios ). Entonces, en realidad, María va para contemplar la obra de Dios en la vida de Isabel, su pariente. Y María va contemplar los efectos de Dios. María no va simplemente para una dislocación geográfica, saliendo de nazareth y caminando para la ciudad de Ein Karem, que era donde vivia Zacarias e Isabel. María no va contemplar las obras de Dios.

Aprendamos con la Virgen María a también sernos portadores de Dios

Después, el detalle del evangelio, tiene aquí un adverbio de modo: “María partió y fue sin demora”. La capacidad que la Virgen María tiene de poner Dios en primer lugar. ¡Las cosas de Dios son las más importantes! No dejes para mañana, no puedes procrastinar.

Ya he hablado sobre ese mal del siglo: la procrastinación; aquella manía que nosotros tenemos de postergar las cosas de Dios, de dejar las cosas para después. María partió y fue sin demora en una disposición de corazón, de poner las cosas de Dios en primer lugar. Era necesario que Dios ocupase el primer lugar.

Nos habla la Palabra que ella entro en la casa y saludo Isabel, que quedo llena del Espíritu Santo. María fue llevar Dios para Isabel; María fue llevar la presencia de Dios.

Y los judios tenía un saludo que nos era simplemente un “Hola” o “¿Cómo estás?”, pero era “Shalom”. Shalom es el propio Dios. María es portadora de Dios para Isabel. María va hacer una visita, pero no fue de curiosa, para ver la vida de Isabel — una señora de edad que era estéril. María como si fuera curiosa, para ver si ella estaba embarazada.

¡No” La intención de María es llevar Dios para Isabel. Ella dijo: “Shalom”, Ella lleva Dios y con aquel saludo, isabel queda llena del Espíritu Santo. Y nos habla la Palabra, que María aún quedo tres meses con Isabel.

La disposición de la Virgen María de ayudar su prima en necesidad, de ser para ella un apoyo, ser para ella un sustento en aquel momento de su vida. Aprendamos con la Virgen María a también sernos portadores de Dios, instrumentos de Dios en la vida de las personas.

Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!