“¡A vino nuevo, odres nuevos!” (Lc 5, 38).
Todos nosotros tenemos sed y necesidad de renovación, de purificación. Todos nosotros tenemos que vivir una vida nueva o renovarnos nuestra vida. ¿Cómo que vamos tener una vida nueva o renovar nuestra vida si vivimos apegados a las cosas viejas, si vivimos presos a los conceptos viejos? ¿Si estamos apegados, incluso, a las cosas que son viejas? ¿Sabe aquellas cosas antiguas que vamos juntando, vamos acumulando y guardando?
Solo quedamos pesados con todo lo que de viejo nosotros guardamos, sea en nuestros armarios, en nuestras dispensas, en nuestra habitación, pero, especialmente, aquello que guardamos dentro de nosotros. Si quedamos con peso, el acumulo de tristezas, resentimientos, decepciones y frustraciones que pasamos en esta vida, la carga de la mente es terrible, quedamos terriblemente tristes, cansados, impedidos de ir hacia adelante, porque parece que tiene un peso especialmente en nuestra vida. Es el peso de las cosas viejas que no nos libramos y liberamos.
Dios tiene un vino nuevo, una gracia nueva, una bendición nueva para derramar en nuestra vida a cada día
Costumbro decir que tu necesita siempre liberarse de las cosas que tu no utiliza, por más que un día tu crees: “Voy necesitar de eso y aquello”. ¡No! Tenga el esencial para las cosas no quedaren pesadas en el ambiente donde tu vives, donde tu estas. Incluso, hasta la dificultad que, muchas veces, tenemos de arreglar la casa, la habitación, de arreglar nuestra vida es porque hay mucha cosa guardada y acumulada.
Cuanto más sencillos somos, cuanto menos cosa llevamos en la vida, más controle, organización y renovación tendremos. A veces, veo como es difícil la persona conseguir arreglar incluso su propio coche, porque hay mucha cosa guardada dentro, incluso para limpiar es difícil.
Miremos para dentro de nosotros, miremos para dentro de nuestro corazón, como es que el vino nuevo de la gracia, la Buena Nueva del Evangelio va tener efecto de transformación en nuestra vida y en nuestro corazón, si estamos llenos de cosas viejas guardadas dentro de nuestro ser.
Vino nuevo en odres nuevos. Dios tiene un vino nuevo, una gracia nueva, una bendición nueva para derramar en nuestra vida a cada día. Necesitamos querer ser nuevos a cada día y querer ser compañeros de la determinación de romper con lo que es viejo, con lo que nos estropea, romper con los acúmulos de cosas de cargas y sobrecargas que vamos acumulados a lo largo de la vida.
Sea nuevo a cada día, porque la gracia de Dios hace nueva todas las cosas en nuestra vida, cuando permitimos ser renovados por el Señor nuestro Dios.
¡Dios te bendiga!