“Los envió a decir al Señor: ¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?.” (Lucas 7,19).
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Mis hermanos, estamos dentro de este tiempo del adviento, preparándonos para la Navidad del Señor, preparándonos también Su Adviento definitivo. Surgió aquella duda de Juan Bautista, pero algunos autores de la Palabra van decir que era la duda de los discípulos de Juan. Y para sanar esta duda, él envio que sus discípulos fuesen hasta Jesús para preguntar: “¿Jesús, tu eres el Mesias o debemos esperar un otro?”.
Es interesante que Jesús respondió no con Sus palabras, pero con Sus actitudes. Ellos fueron hasta Jesús y dijeran; en este momento — nos habla la Palabra — , JEsús curo de enfermedades y espiritus malignos muchas personas. Hizo muchos ciegos recuperaren la vista y, entonces, Jesús dijo: “Mira, pueden contar ahora a Juan lo que ustedes han visto y escucharon”.
Aquella viuda de Juan Bautista, aquella duda de los discípulos de él s la duda que la humanidad hoy presenta. Son los cuestionamientos que muchos hombres tienen sobre el Señor — “¿Será que Jesús es realmente el Cristo?”, “¿Será que el Mesias ya ha venido una primera vez?” Y nosotros, como Iglesias, declaramos: el Señor ya ha venido una primera vez y Él volverá.
El Señor ya ha venido para salvarnos, y es adheriendo a Él que tendré la salvación
Mi hermanos y mi hermana, cree: el Señor ya ha venido para salvarnos, y es adhiriendo a Él que tu tendrás la vida, que nosotros tendremos la vida. Es adhiriendo a Él que los milagros y las curas van ocurrir. Es adhiriendo a Él que tendré la salvación, que tu tendrás la salvación. El Señor ya vino, ahora Él va venir una segunda vez, pero de forma definitiva.
¿Cuál es el paso que nosotros debemos dar? adherir desde ya a Él. Jesús ya vino, esta en nuestro medio, y Él se deja encontrar en Su Palabra, en la Eucaristia, en nuestro hermano que necesita también de ayuda, de consuelo, que necesita de Su Palabra.
Hoy, celebramos San Juan de la Cruz, un santo que ha vivido en el año 1542, que hizo su experiencia con Dios. Entró para el Carmelo y quisó que el Carmelo ha vivido de forma más radical a la Palabra. Por eso, la reforma del Carmelo que ha ocurrido con él también con Santa Teresa de Ávila. Ha sufrido mucho, pero él ha sufrido por amo, sufrió por el bien del Carmelo, sufrió por el bien de la Iglesia, sufrió por el bien de las almas.
Él sabía que era solo la adhesión a Cristo que daria la salvación a sus cofrades, solo la adhesión a cristo, verdaderamente, daría salvación a la humanidad. Por eso, él incluso desea el sufrimiento, porque, en el sufrimiento, él sabía que tendría salvación.
Mis hermanos, vamos abrir nuestro corazón al Cristo que ya vino; esté atentos y listos porque Él va volver. Pero que, al volver, Él nos encuentre preparados y llevando una vida espiritual de intimidad con Dios, como nos enseña San Juan de la Cruz.
La bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!