05 Jan 2020

Seamos presentes y presencia en Dios

“Al entrar a la casa vieron al niño con María, su madre; se arrodillaron y le adoraron. Abrieron después sus cofres y le ofrecieron sus regalos de oro, incienso y mirra” (Mt 2,11)

¡Que bendición, que gracia y que ternura celebrarnos, hoy, la Epifanía del Señor, la manifestación de Dios al mundo!

Jesús no nació para quedar oculto o retener en medio de Tu familia. Él vino para manifestarse al mundo como Luz, como Salvador de nuestra vida.

Los magos del Oriente, que estaban buscando el Salvador que nació, representan los hombres y las mujeres de todos los rincones de la humanidad que están en búsqueda de la salvación, que están en búsqueda del Salvador, de Aquel que vino para redimirnos. Ellos representan nuestro corazón sediento de Dios, nuestro corazón que no sosiega mientras no encontrar Dios y reposar en Él.

Hoy, hacemos presentes también en aquel presepio que los magos tanto demoraran para encontrar; ellos vinieran de lejos, caminaran, fueron engañados, pero no dejaran de buscar.

Necesitamos ser estos regalos para Dios, necesitamos ofrecerlos como verdaderos dones

Del misma forma somos nosotros, que estamos buscando Jesús y debemos buscarlo a cada día de nuestra vida. No nos dejemos engañar por Herodes de los caminos, pero si nos engañamos, que nos reencontremos.

Dejemos que aquella luz, aquella estrella que guío los magos puedan también guiar y orientar nuestra vida. Hoy, queremos encontrarnos con Jesús y hacer lo que los magos hicieran.

Los magos encontraran el Niño con su Madre, arrodillaron delante de Él y adoraran a Él. Quien encuentra Dios adora a Él en Espíritu y verdad, adorar a Él de todo corazón y vuelve su corazón enteramente para Él. Por eso, vuelve su corazón también para Dios. Los magos trajeron los regalos: oro, incenso y mirra, porque los regalos estaban extenuando su adoración.

Necesitamos ser estos regalos para Dios y ofrecerlo como verdaderos dones, poniendo en la presencia de Él para adorarlo. Necesitamos ser regalos y presencia en Dios, porque Él quiere hacerse presente y presencia en nuestra vida. Adoremos el Señor de todo nuestro corazón.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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