21 Mar 2019

Seamos presencia de Dios en la vida de los pobres

Necesitamos ser presencia de Dios en la vida de los pobres, necesitamos ser ángeles para ayudarlos durante la vida en la Tierra

“El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado” (Lucas 16, 22).

La historia bíblica de hoy nos muestra una parábola que es linda y dramática al mismo tiempo, porque nos pone delante de la situación del mundo presente y de la vida futura. En el mundo presente, tenemos un abismo que separa pobres y ricos. Hay pobres viviendo una extrema miseria; y ricos, muchas veces, viviendo en el extremo de la avaricia, de la alegría de los bienes materiales, sin importarse con la pobreza, con la exigencia y la miseria de la persona humana.

La Palabra de Dios, hoy, es una invitación para que, por encima de todo, combatamos todos los abismos que separan los hombres, para que no seamos, después, victimas del abismo que separa el cielo del infierno.

Los ángeles viene en ayuda del pobre Lazaro, que, aquí en la Tierra, tuvo el consuelo de los perros lamer sus heridas. El rico va para el abismo, para la región de los muertos, para la separación definitiva de Dios.

No basta ser solo una persona buenam tener Dios en el corazón y rezar, es necesario cuidar de la miseria, de la pobreza y del sufrimiento del otro. La indiferencia religiosa para con las cosas sagradas, pero la indiferencia para con el sufrimiento, la pobreza, la indigencia y la situación de miseria social en la cual viven millones de seres humanos en toda la Tierra.

El hambre aún es una realidad, la miseria es una realidad social presente en el mundo en que estamos, por eso no podemos simplemente decir: “Voy rezar por los pobres. Voy rezar por los indigentes”. Necesitamos ser presencia de Dios en la vida de los pobres, porque si los ángeles vienen para ayudarlos en el final de la vida, necesitamos ser ángeles para ayudarlos durante la vida en la Tierra. No nos conformamos con la pobreza, y cuidar para que la otra pobreza (la pobreza de la indiferencia, de la falta de cuidado con las necesidades del otro) no entre en nuestro corazón.

Necesitamos superar los abismos sociales profundos que existen en la sociedad en que vivimos, para no ser victimas del abismo definitivo que nos separa de Dios si no sabemos cuidar de los pobres e indigentes que están en nuestro medio.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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