Reciba a Virgen María en su vida, ella es portadora de la gracia de Dios para cada uno de nosotros

“¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?” (Lc 1, 42-43).

María es la madre y la mujer que visita a sus hijos. Ella visita y, es, sobre todo, la portadora – aquella que lleva la presencia de Dios donde quiere que esté.

El Evangelio narra para nosotros, María visitando Isabel, esta no recibe “solo” la presencia de María, recibe, también, el niño que María trae consigo, recibe la presencia divina de Dios en su vida por medio de la Virgen María.

Hoy, celebramos Nuestra Señora de Guadalupe. Cuando miramos para la historia de la humanidad, percibimos cuánto Dios visita Sus hijos. Dios utiliza, justamente, de su madre y Su presencia amorosa es la visita de Dios para la humanidad.

Son diversas apariciones: en Aparecida, en Fátima y muchas otras, miramos para el rostro de María en el rostro de un indio. Ella tiene la cara de los pueblos indígenas, ella asume los dolores, los sufrimientos, los alientos, las expectativas; ella alimenta la fe de su pueblo cuando ella visita y se hace presente.

María esta visitándonos, esta trayendo Dios para nuestro medio. Recibe María en su casa, recibe a Virgen María en su vida, ella es portadora de la gracia de Dios para cada uno de nosotros. Donde la presencia de ella se hace, la transformación divina se realiza, porque Dios transformó su interior, transformo su vientre, hizo de él el lugar de la morada de Dios.

María quiere hacer de nuestra vida, de nuestra casa, de nuestro lar y de donde quiere que estemos el lugar de la presencia de Dios: un lugar divino, sagrado, bendecido y iluminado, lugar donde Dios quiere hacerse presente.

No ignore, acoja, ame, reconozca y, sobre todo, valorice con toda su alma y corazón, Dios quiere visitarnos por la presencia de María. Dios se hace presente en nuestro medio por la intercesión fecunda de Su madre en nuestro medio.

Que la Virgen Madre, la Señora de Guadalupe, interceda, suplique y sea una señal para nuestro pueblo Latinoamericano, sufrido, que pasa por muchas aflicciones, que Ella traiga para nuestros pueblos la seguridad de que Dios esta con nosotros.

Que nuestros pueblos sepan que no caminen solos, porque Dios camina lado a lado.

¡Dios te bendiga!