07 Jul 2020

Proclamemos el Evangelio de Jesús a los corazones

“Jesús recorría todas las ciudades y pueblos; enseñaba en sus sinagogas, proclamaba la Buena Nueva del Reino y curaba todas las dolencias y enfermedades” (Mt 9, 35)

El apostolado de Jesús se resume en los verbos: recorrer, enseñar, predicar y curar. Primero, es necesario recorrer, es decir, hacer el camino, ir donde las personas están.

Sé que, hoy, recorrer queda incluso más fácil, porque tenemos los automóviles, los medios de locomoción y, más aún, tenemos los medios virtuales, la internet, los medios de comunicación. Más no importa los medios, Jesús utilizo el medio que Él tenía, que era caminar; Jesús caminaba mismo.

Y necesitamos también circular dentro de nuestra casa, hacernos presente en el trabajo, en la ciudad con los vecinos, con los amigos; lo que no podemos es vivir cerrado dentro de nosotros, ocupados solo con nuestras cosas, porque no vamos ser misioneros, no vamos ser presencia amorosa de Dios. Por eso, sigue caminos y distancias para ser la presencia amorosa de Jesús. Incluso, recorrer, caminar hace muy bien para nosotros sernos la presencia de Dios en la vida del otro.

Enseñemos aquellos que de Dios nosotros aprendemos. Si Jesús enseñaba en las sinagogas, necesitamos enseñar en casa, en las redes sociales, enseñar donde estamos viviendo.

No deje de evangelizar y de catequizar tu propia casa y familia, predicando el Evangelio del Reino de Dios

Pero solo enseña aquel que aprende. Entonces, primero, aprendamos de Jesús, escuchemos a Él en la escuela de Él para escuchar, y lo que aprendemos con Él, nosotros vamos enseñar.

Padre y madre, no dejen de enseñar las lecciones básicas de educación para tus hijos, pero no deje de Evangelizar y de catequizar tu propia casa y familia, predicando el Evangelio del Reino de Dios.

Una cosa es darnos la enseñanza que es conocimiento, otra cosa es predicarnos, es decir, hacernos impregnar en el corazón el Evangelio de la Vida, para que él quede marcado y basado dentro del alma y del corazón.

Predique el Evangelio, primero, con la propia vida y, después, con las palabras. Necesitamos hablar de Jesús, proclamar el Evangelio de Él para los corazones.

Predique con simplicidad y humildad, pero no deja de predicar. Jesús sanaba todo tipo de enfermedad, necesitamos ser señal de cura de Dios, primero, dejar Él sanarnos, porque necesitamos ser sanados.

Las personas entienden que la cura es solo para quien esta muriendo o esta con una enfermedad grabe. Llegamos a las enfermedades grabes porque no cuidamos de nos prevenir de ellas ni cuidamos de las pequeñas enfermedades, que son grande y están ocultas dentro de nosotros, son las enfermedades de la cabeza, de la mente y del corazón que nos hacen tan atormentados y vivimos en un mundo de tormentos.

La Palabra de Dios cura y liberta, Jesús nos cura cuando permitimos que la Palabra de Él entre en nosotros y realice su obra. También vamos traer cura para la casa, para la familia, para donde vamos recorrer para anunciar el Evangelio, si proclamamos con el poder y autoridad de Jesús nuestro Maestro y Señor.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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