El Reino de Dios anunciado por Jesús es comparado con alguien que esparcir la semilla sobre la tierra
“Escuchen esta comparación del Reino de Dios. Un hombre esparce la semilla en la tierra” (Mc 4, 26).
Jesús nos cuenta una serie de parábolas para comprendernos el Reino de Dios. Jesús utiliza de una lenguaje figurado para entendernos una realidad que es presente. El Reino de Dios esta presente en nuestro medio.
El Reino de Dios anunciado por Jesús es comparado con alguien que esparce la semilla sobre la tierra. Mira el trabajo de la semilla, aquella que planta varias cosas que necesitamos para nuestra alimentación, él “tira” una pequeña semilla que para la mirada humana es despreciable, no tiene ningún valor.
La semilla es tirada y, de repente, ella consigue. Entonces, viene los frutos, el alimento, pero todo era una pequeña semilla. El Reino de Dios también es así, puede ser que, en el primer momento, no damos importancia y es irrisorio, insignificante. Además, la semilla que es cuidada, va crecer y, al mismo tiempo, va dar frutos que otras personas vendrán para estar debajo de los frutos, de la sombra, del árbol que broto de una pequeña semilla.
¡Cuida de la semilla! Nosotros fuimos, un día, una pequeña semilla. Nosotros estábamos allá en el vientre de nuestra madre y, con la unión de espermatozoide con el ovulo, se formo la vida. La semilla creció y dio la vida a nosotros.
Necesitamos tratar de lo que es pequeño y jamás tratar como algo sin significado para la vida. Muchas cosas en nuestra vida pierden el significado porque no damos valor a las pequeñas cosas. Una palabra en nuestro medio de muchas confusiones hace toda la diferencia.
No te quedes solos buscando las cosas grandes, como si fuera las más importantes de la vida. Nada se convierte grande de la noche para el día, por ejemplo, hoy estamos con esta estatura, porque nuestros padres cuidaran de nosotros, nos alimentaran, entonces, crecemos, y en la vida también es así. Cuidemos de pequeños detalles, a cada día cogemos la Palabra de Dios, cuidemos de ella y dejemos que ella crezca con el tiempo.
Nosotros vamos coger los mejores frutos de Dios se demos atención a los pequeños detalles a las cosas que estamos despreciando, entonces, prestaremos más atención en las pequeñas cosas de la vida, que es donde Dios habla a nuestro corazón.
¡Dios te bendiga!
