“Jesús le dijo: «Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!” (Jn 20, 29)

Hoy, estamos nos encontrando con Jesús misericordioso. Es Él que viene a nuestro encuentro. Tres cosas son importantes para que nuestra alma se abra en este encuentro con la misericordia de Dios.

El Resucitado nos trae Su misericordia y Su paz. Que la paz este con nosotros, en nuestro corazón, en nuestro lar, y esta también en nuestros sentimientos, pensamientos y en nuestra alma. La paz verdadera que sana, liberta y rescata; la paz que trae el alma para el corazón vivir la serenidad y la sobriedad.

Nos permitamos ser sumergidos en la paz del Señor; para libertarnos de las angustias, de las tribulaciones, de la ansiedades y de la temeridad que toma cuenta de nuestra vida. Es el Resucitado que nos trae la paz. Sumergimos en la paz de Él.

La paz viene por el perdón, primero, de nuestros pecados. Como necesitamos, realmente, encontrar el perdón de Dios, porque, una vez que somos perdonados, la iniquidad que el pecado provoca en nosotros es cancelada, la fuerza que el pecado produce en nosotros es vencida. Por eso, necesitamos encontrar todo el perdón de Dios hoy.

Comulgue, profundamente, con Jesús Resucitado para tener paz, perdón, mansedumbre y la cura del corazón

El perdón viene del arrepentimiento, de la contrición y del reconocimiento de que fallamos y equivocamos. El perdón viene para quien consigue vencer la soberbia, el orgullo y la vanidad personas. Es para quien consigue reconocer sus propias debilidades y errores, no para condenarse, pero para levantarse, para salir de la ignorancia y de la ceguera, para que la misericordia de Dios no ponga de pie.

El Resucitado, Jesús misericordioso, vence nuestra incredulidad y nuestra falta de fe, porque todos nosotros somos como Tomé: solo creemos en lo que vemos y tocamos. Solo tenemos la seguridad de lo que vemos cuando tocamos.

Es feliz, de verdad, quien cree sin ver, porque experimenta, en el alma y en el espiritu, la experiencia viva y real con Jesús Resucitado. Por eso, crezca en su fe para ser feliz, comulgue, profundamente, con Jesús Resucitado para tener paz, perdón, mansedumbre y cura del corazón.

¡Dios te bendiga!