“Y apiñándose las multitudes, comenzó a decir: Esta generación es mala; demanda señal, pero señal no le será dada, sino la señal de Jonás.” (Lucas 11, 29-32)
La Señal de Jonás
La Tentación de las Señales
El Evangelio de hoy comienza con una dura, podemos decir así, una dura declaración de Jesús que desenmascara una tentación que casi siempre está presente en nosotros.
Jesús desenmascara esa tentación, y nosotros debemos preguntarnos: ¿cuál tentación? Procurar señales que nos convenzan, procurar señales que nos conviertan. Entonces, constantemente, nosotros queremos señales grandiosas, sobrenaturales! Dios actúa constantemente en nuestra vida en lo cotidiano; Dios actúa constantemente en nuestra vida en lo ordinario, podemos decir así, en aquello que nosotros vivimos todos los días, en la oración que hacemos, en la Santa Misa de la cual participamos. Pero, ¡cuántas veces nosotros queremos señales! Y si no las tenemos, nosotros no tenemos vida de fe, no crecemos en la vida de oración.
Vivir de Señales
Entonces Jesús ya desenmascara esa tentación: vivir de señales es una tentación. Querer señales a todo momento es una tentación. Pero esas señales que procuramos hacen con que perdamos tiempo y no hagamos lo que es básico, podríamos decir así, para hacer lo que tiene que ser hecho.
Hermanos y hermanas, cuántas veces nosotros aplazamos grandes decisiones esperando que acontezca algo, esperando que acontezca alguna señal, que venga alguna señal para convencernos, una vez que ya sabemos que es aquello que debe ser hecho. Por ejemplo, vida de conversión, sabemos que tenemos que convertirnos, no precisa señal para eso.
La Señal de la Conciencia
Pero podríamos decir así que, en el Evangelio de hoy, la señal que el Señor nos dio es la de nuestra conciencia, de nuestro corazón, de las pequeñas cosas que están presentes en nuestra vida diaria y que, muchas veces, contienen la salida para tantas situaciones malas en las cuales nos encontramos. Está ahí, delante de usted. Se presenta. Está aquí, ahora, en esta homilía, en la palabra que es lanzada sobre su vida, es una señal cotidiana, es una señal, vamos a decir así, entre comillas, normal de la acción de Dios en nuestra vida.
La Simplicidad de la Voluntad de Dios
Para incitarnos a hacer lo correcto, el Señor no usa cosas sensacionales. Para incitarnos a hacer la cosa correcta, el Señor no usa de sensacionalismo. Sino pequeñas cosas que nos hacen reflexionar y nos muestran, de manera humilde, lo que realmente debemos hacer.
Sin Sensacionalismo
Debemos hacer la voluntad de Dios, debemos rezar, pero no debemos, constantemente, esperar grandes cosas. Y eso incluye también grandes manifestaciones espirituales, grandes realidades místicas, una vez que la mística de nuestra vida es la del día a día.
Entonces, que nuestra espiritualidad nos haga tener atención a las constantes manifestaciones de Dios a lo largo de nuestra existencia.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!