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¡Hola, hermanos y hermanas! Hoy, domingo, día del Señor, los invito a todos ustedes, sus familias, amigos y conocidos a participar de la Santa Misa. A lo largo del día, envíen mensajes preguntando si ya fueron a misa, si ya participaron de la celebración, si ya vivieron esta experiencia de comunión con el Señor en este día, por excelencia dedicado a Él: el domingo, día del Señor.
El texto que se nos presenta hoy es de Marcos 13, 24 al 32, y quiero destacar este pasaje:
“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre.” (Marcos 13, 31-32)
¿Qué significa esto? Significa que no debemos preocuparnos con predicciones sobre el futuro, con aquello que se dice por ahí, con lo que leemos o escuchamos, incluyendo videos y teorías, muchas veces incluso de conspiración.
No nos preocupemos
Estas informaciones generan ansiedad y preocupación en nuestros corazones, pero parece que no es eso lo que Jesús nos está diciendo en el Evangelio de hoy.
Él afirma claramente que el cielo y la tierra pasarán, pero las palabras del Señor permanecen eternamente. Son estas palabras las que alimentan nuestra vida, nuestra fe, nuestra espiritualidad y nuestra alma.
Por eso la participación en la Eucaristía es tan importante. Allí, participas del altar, de la palabra, y eres alimentado por la Palabra de Dios que llega a tu corazón. También eres alimentado por la Eucaristía, cuerpo, sangre, alma y divinidad de nuestro Señor.
Hoy es el día para esforzarnos en permanecer en la Palabra que permanece y en la presencia del Señor que nos alimenta.
Hermanos y hermanas, no debemos preocuparnos con estas predicciones sobre el futuro. Esto sería, por así decirlo, una desconfianza en la providencia divina. Cuando nos preocupamos demasiado por el día de mañana y por el futuro, expresamos una desconfianza en la providencia de Dios, que rige y conduce todas las cosas.
Estamos llamados a confiar en la providencia de Dios, que cuida del mundo en su sabiduría, cuida del mundo y, mucho más, cuida de nosotros. Dios está con nosotros constantemente, Él está presente y podemos pedir, en este día, la gracia de confiar más, sobre todo, en Su providencia.
Porque la providencia de Dios, hermanos y hermanas, rige todas las cosas, no solo una u otra. Y estamos llamados a la vigilancia. Debemos mantenernos en comunión con Dios a través de la oración. La oración nos mantiene en la comunión, nos mantiene en la amistad con Dios. A través de la oración, pero también a través de los sacramentos y de las buenas obras: obras de misericordia espiritual y corporal. Todo esto debemos hacer, debemos vivir en este día y también en esta semana.
Que la incertidumbre sobre el fin de los tiempos nos mantenga en vigilancia y también en confianza en la palabra y en la providencia de Dios.
En este domingo, estamos invitados a confiar en Dios, a confiar en Su amor, a confiar en Su palabra, a confiar en Su providencia. Confía siempre en Dios.
¡Buen domingo para ustedes! Que la gracia del Señor guíe a sus familias y sus emprendimientos en este día.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!