“En aquel tiempo, Jesús regresó a Galilea con la fuerza del Espíritu, y su fama se extendió por toda la región. Enseñaba en sus sinagogas, y todos lo alababan. Fue a Nazaret, donde se había criado, y según su costumbre, entró en la sinagoga el sábado y se levantó para leer. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar la Buena Nueva a los pobres; me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos y a proclamar un año de gracia del Señor” (Lucas 1,1-4; 4,14-21).

La Buena Nueva de Jesús

Amados hermanos y hermanas, Jesús tiene una gran misión en nuestro medio: realizar todo esto por el poder del Espíritu Santo, liberar al cautivo, al oprimido, dar vista a los ciegos, liberar y levantar al que está caído.

La misión de Jesús es sacarnos de la parálisis, es devolvernos el cielo. La misión de Jesús es sacarnos de la marginación. ¿Cuántos de nosotros estamos viviendo al margen de Dios? ¿Cuántos de nosotros hemos experimentado en mi… y en su vida realidades que nos llevan al pecado, a las tinieblas, que nos alejan de Dios y que no nos ponen en la misión de evangelizar?

Porque Jesús solo evangelizó, solo proclamó y solo su fama se extendió… Porque fue un hombre lleno del Espíritu Santo de Dios.

Y aquí está, hermanos, la centralidad de la liturgia de hoy: Jesús, él es un hombre lleno del Espíritu Santo.

Y para realizar los prodigios y milagros de Dios, es necesario estar llenos del Espíritu Santo. El propio Jesús está diciendo aquí que él es consagrado por el Espíritu: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar la Buena Nueva».

La misma misión de Jesús es la misma misión de los discípulos: anunciar la Buena Nueva.

Solo que no hay manera, hermano, hermana, de que puedas anunciar la Buena Nueva si no estás lleno del Espíritu Santo de Dios. El Padre Jonas Abib, en Canción Nueva, solo pudo realizar eficazmente la Palabra de Dios, anunciando la Buena Nueva de Dios, porque fue un hombre que creyó que también sobre él estaba una unción, la unción del Espíritu Santo.

¡¿Y cuántas personas se convirtieron?! ¡¿Y cuántas personas volvieron a ver espiritualmente?! ¡¿Y cuántas personas fueron liberadas de la sordera espiritual?! Por causa de la palabra de Dios y de aquello que el padre Jonas también creía, en la Buena Nueva de Dios que libera al hombre de todo pecado.

Para eso vino Jesús y para eso somos discípulos de Jesús, para llevar su Buena Nueva. ¿Si tienes miedo? Pide al Espíritu Santo que hable a través de ti.

Que la gracia de Dios esté sobre mí, que la gracia de Dios esté sobre ti y que el Espíritu nos consagre para anunciar la Buena Nueva de Jesucristo.

Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!