“En aquel tiempo, los discípulos de Juan el Bautista y los fariseos estaban ayunando. Entonces, fueron a decirle a Jesús: “¿Por qué los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan, y tus discípulos no ayunan?” (Marcos 2,18-22)
Da fidelidad hasta el martirio
Hoy celebramos la memoria de San Sebastián. Y quiero, en la memoria de este santo, de este mártir, pedir a Dios la gracia de la fidelidad. La gracia de comprometernos con nuestra fe y no tener miedo de testificarla. El santo que celebramos hoy, el mártir San Sebastián, fue un soldado romano muy cercano a la corte imperial. Y lo interesante es que su vida, su predicación y su testimonio convirtieron a innumerables colegas a la fe cristiana.
San Sebastián estaba dentro de la corte imperial, y no perdió el tiempo, estuvo evangelizando. Y muchos se fueron convirtiendo y aceptando a Jesús como Señor de su vida y de su historia.
Fue audaz, fue valiente, testificó la fidelidad a la Iglesia ante el emperador Diocleciano. El emperador tirano, como nos cuenta la historia, mandó que ataran al santo a una columna y lo mataran a flechazos. Fíjense, hermano mío, hermana mía, por causa del testimonio a nuestro Señor Jesucristo, porque su vida estaba convirtiendo a muchas personas, el emperador pidió que Sebastián fuera atado a una columna y muerto a flechazos.
Y miren qué interesante lo que sucedió con San Sebastián… Fueron tantos los disparos, que el cuerpo del santo quedó cubierto de flechas de la cabeza a los pies, pareciéndose a un erizo. Pero se equivocó el emperador, pensando que aquellas flechas lo habían matado.
El actuar de la providencia, por causa del testimonio de fe de San Sebastián, hizo que fueran a ver si aún estaba vivo. Y entonces pidió que San Sebastián fuera muerto después con muchos golpes, con muchos golpes que llevaron a su muerte.
Para el emperador, San Sebastián fue condenado a vivir lejos de Dios, pero para Dios él estaba cerca, porque su actitud de fe, de fidelidad, hizo que derramará su sangre por causa de Cristo. El Padre António Vieira dice algo en relación a la honra de este santo: No hay tormento que llegue a matar.
No fueron las flechas las que pudieron ocultar su fe en Cristo Jesús. Su testimonio auténtico hizo que aguantara todo el sufrimiento y todo el martirio por causa de Cristo. Que el Señor nos dé esta gracia.
Un día del honor de los altares, si así Dios lo permite, pero por causa de nuestra fidelidad a la palabra de Dios y también por nuestra fe.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!