10 Jul 2021

Que podamos testimoniar para el mundo el Evangelio que nos conquisto

“Al que se ponga de mi parte ante los hombres, yo me pondré de su parte ante mi Padre de los Cielos” (Mt 10, 32).

Necesitamos testimoniar Jesús en nuestra vida por los actos por las actitudes, por el amor, y decir: “Sí, yo soy siervo del Señor. Yo soy discípulo del Señor”, porque al contrario nosotros también podemos negar por las actitudes por los actos por el hecho de solo sernos cristianos cuando es conveniente, pues, en el mundo donde nosotros estamos, de muchos relativismos, a veces estremecemos, tenemos miedo de asumir lo que creemos. Aquí, no es “cualquier cosa”, aquí es fe, es actitud de hombre y de mujer que sigue Jesús.

El discípulo no es más que su maestro; el discípulo, como dijo Jesus, es menor que el maestro, por lo tanto, si el maestro se convirtió siervo, el discípulo tiene que ser aún más siervo, tiene que servir a los demás, servir a los hermanos y no tener miedo de ser reprendido, de no ser acepto, acogido ni amado.

Que podamos testimoniar con fe, osadía, coraje y verdad el Evangelio que nos conquisto, que nos salvo y redimió

Delante de muchas carencia que el mundo vive hoy, solo procuramos lo que nos trae créditos, aplausos y reconocimientos. Sabe, a veces, veo que a las personas les gustan lo que hablo, lo que escribo. Algunas incluso aplauden, curten y dicen: “¡Padre, lo que el señor habla me edifica!” “¡Que bueno! El señor piensa como pienso!”. Y, a veces, me gusta mucho de decepcionar, pero aquí “decepcionar” no es contra testimonio.

Decepcionar es no hacer lo que las personas quieren o seguir los gustos de ellas. Eso es de la tendencia del mundo, porque es él que pesquisa lo que a las personas les gustan para satisfacer e apetito de ellas. El siervo del Evangelio no esta aquí para satisfacer el apetito de las personas, pero para satisfacer la sed y el hambre de ellas. Es distinto: apetito es una cosa, hambre es otra.

Nuestra hambre es de Dios, y, muchas veces, para sanar el hambre, tenemos que comer una comida que no sea muy agradable o tomar un remedio que sea muy amargo. Por eso nuestra misión es llevar la Palabra, mismo que ella sea dura, mismo que ella, muchas veces, duela o que las personas no van estar de acuerdo, pero es el remedio que necesitamos tomar.

Testimoniar es una misión que exige sacrificarse en la propia carne para testimoniar coherencia y verdad en lo que tu, de verdad, crees. Lo que escuchamos de Dios en la intimidad vamos proclamar en los tejados; lo que, en la oscuridad del corazón y del alma, Dios realizo en nosotros, vamos proclamar en la claridad del mundo lo que Él realiza en nuestra vida.

¿Vamos testimoniar Dios en los medios que Él nos da, porque ya hay mucha gente hablando sobre las cosas del mundo, no hay? Ya hay mucha gente divulgando noticias negativas y trágicas. Necesitamos ser la centinela de la gracia, un instrumento de la salvación, necesitamos ser la presencia de Dios en el mundo tan carente de salvación, y es por eso que Dios nos usa para sernos Sus instrumentos.

No neguemos el amor de Dios que esta en nosotros, pero, demos testimonio con fe, osadía, coraje y verdad el Evangelio que nos conquisto, que nos salvo y redimió, porque el mundo esta sediento de ese Evangelio, y necesitamos ser para esta mundo ese instrumento de la gracia.

¡Dios te bendiga!

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